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Este fósil revela cómo orinaban, defecaban y copulaban los dinosaurios

Por primera vez, los científicos han descrito con todo lujo de detalles, la cloaca con la que los dinosaurios lo hacían todo.

Quién le iba a decir a un Psittacosaurus (del tamaño de un perro) que aproximadamente 120 millones de años después, los científicos estarían mirando con detenimiento su cloaca. Así es. Por primera vez, un equipo de investigadores de la Universidad de Bristol (Inglaterra) ha descrito al detalle la cloaca de un dinosaurio, el agujero que estas criaturas utilizaban para hacerlo todo: defecar, orinar, aparearse y poner huevos.


Si bien la mayoría de los mamíferos puede contar con diferentes aberturas para estas funciones, es común entre los animales vertebrados poseer una cloaca. Y es curioso que a estas alturas que ya sabemos tanto acerca de su apariencia, sus cuernos, su alimentación... no sepamos nada acerca de esta parte tan importante de su anatomía.

Jakob Vinther de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, junto con sus colegas Robert Nicholls, un paleoartista, y Diane Kelly, experta en penes de vertebrados y sistemas copulatorios de la Universidad de Massachusetts Amherst, han descrito en la revista Current Biology el primer conducto cloacal de un pequeño dinosaurio del tamaño de un labrador llamado Psittacosaurus, comparándolo con las cloacas de los animales vertebrados modernos que viven en la Tierra.

Jakob Vinther, University of Bristol and Bob Nicholls/Paleocreations.com 2020

cloaca2Jakob Vinther, University of Bristol and Bob Nicholls/Paleocreations.com 2020

Los expertos examinaron un espécimen bastante bien conservado de Psittacosaurus que fue descubierto en el noroeste de China (y en exhibición en el Museo Senckenberg de Historia Natural en Frankfurt, Alemania) y cuyos restos de hace 120 millones de años se encuentran en muy buen estado, por lo que ha sido objeto de muchos estudios sobre plumas primitivas y la coloración de estos dinosaurios. Pero esta es la primera vez que su apertura genital pasa a un primer plano.

Afortunadamente, esta estructura de tejido blando sigue siendo visible en el fósil y se aprecia como un área estriada negra debajo de la cola. Según los científicos, no hay suficientes características sexualmente dimórficas en el dinosaurio no aviar para adivinar su sexo, pero la estructura de la cloaca es similar a la de los cocodrilos existentes, lo que nos da una idea de su función e incluso de cómo se apareaban estas criaturas.


La cloaca de este dinosaurio es una abertura de 1,7 centímetros de largo que habría utilizado para todas estas funciones. Los investigadores encontraron que los márgenes exteriores de esta zona estaban altamente pigmentados con melanina, lo que sugiere que también la usaban para señales de visualización, para llamar la atención del otro sexo. De hecho, los babuinos modernos y algunas salamandras utilizan tácticas de apareamiento similares, al igual que un número limitado de aves, incluido el pergolero moteado oriental.


Los expertos compararon la cloaca fosilizada con las cloacas modernas. Su espécimen es el único fósil de dinosaurio no aviar conocido que tiene una cloaca preservada, pero debido a la forma en que está posicionado el fósil, la anatomía interna de esta abertura no se ha conservado; solo el respiradero externo es visible. Esto significa que resta mucha información que los científicos no han podido discernir.


Los autores especulan que los grandes lóbulos pigmentados a ambos lados de la abertura podrían haber albergado glándulas aromáticas almizcladas, como podemos observar en los cocodrilos de hoy día.


Como paleoartista, ha sido absolutamente asombroso tener la oportunidad de reconstruir una de las últimas características restantes de las que no sabíamos nada en los dinosaurios. Saber que al menos algunos dinosaurios se comunicaban entre sí les da a los paleoartistas una libertad emocionante para especular sobre toda una variedad de interacciones ahora plausibles durante el cortejo de los dinosaurios. ¡Es un cambio de juego!", dice Robert Nicholls.


Es la primera y única cloaca jamás descrita, por lo que habrá que esperar hasta que aparezca el próximo fósil fortuito.

Referencia: "A cloacal opening in a non-avian dinosaur," J. Vinther, R. Nicholls and D. Kelly, Current Biology, 2021.

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