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Ir al espacio cambia el cerebro, pero no es permanente

Se trata de una buena noticia para la NASA, ya que la intención es llevar humanos al espacio por períodos más largos que los actuales.

¿Tiene efectos negativos la permanencia en el espacio durante períodos de tiempo prolongados? Así es. Ejerce presión sobre nuestros cuerpos. En esencia, experimentar la microgravedad conduce a cambios en nuestra anatomía, ya que nunca ha tenido que adaptarse para lidiar con la ingravidez, al menos no de forma prolongada. Las consecuencias para el organismo son que los huesos pierden calcio, el tamaño y la forma del corazón cambian, los ojos se deforman y también podría conducir a una neurodegeneración permanente.

Ahora, un equipo internacional de investigadores ha publicado sus conclusiones en la revista Science Advances tras estudiar los cerebros de 11 cosmonautas de la Agencia Espacial Rusa Roscosmos que pasaron una media de seis meses en la Estación Espacial Internacional.


¿El resultado? No encontraron evidencia que sugiera que pasar varios meses en microgravedad condujera a un daño permanente en el sistema nervioso.

Los científicos utilizaron un tipo de resonancia magnética para producir imágenes en 3D del cerebro de los cosmonautas, descubriendo cambios menores en el cerebro de los cosmonautas que sugerían que eran más diestros pero tenían una visión ligeramente más débil; algunos incluso adquirieron algún tipo de habilidad motora nueva, como montar en bici.

Las exploraciones también determinaron la presencia de una mayor cantidad de materia gris en el cerebelo (la parte del cerebro responsable del equilibrio, la coordinación y la postura). Sin embargo, estos cambios se debieron al desplazamiento del líquido cefalorraquídeo (sin gravedad, los líquidos corporales tienden a acumularse en la cabeza), no a cambios en la cantidad neta de materia gris. Lo que sugiere que el cerebelo también se mueve hacia arriba en condiciones de microgravedad.

Los cambios no son permanentes

Estudios anteriores ya habían expuesto los efectos dañinos a largo plazo de los viajes espaciales en el cuerpo, pero esta nueva investigación sugiere se trata de algo temporal. Cualquier cambio observado poco después de que los cosmonautas regresaran a la Tierra se revirtió cuando sus cerebros fueron examinados nuevamente dentro de los siete meses siguientes. La recuperación en la parte superior del cerebro fue más pronunciada que en la parte inferior del cerebro.

De la misma forma, respecto a los cambios en la visión de los astronautas, en el primer examen mostraron una disminución en la agudeza visual tras estar en el espacio, un síntoma causado por una condición llamada síndrome neuroocular asociado al vuelo espacial; algo quizá relacionado con una mayor expansión en los ventrículos del cerebro, aunque se necesitan más observaciones para comprender qué está sucediendo exactamente en nuestro órgano pensante.

"El vuelo espacial no deja el cuerpo humano intacto", comenta Steven Jillings de la Universidad de Amberes en Bélgica y líder del trabajo. Pero, a la luz de que los resultados no fueron permanentes, se trata de una excelente noticia para los astronautas que se enfrentan a períodos cada vez más largos en el espacio como preparación para las misiones a Marte en la década de 2030, pues tardarán al menos nueve meses en llegar allí.

Referencia: Macro- and microstructural changes in cosmonauts’ brains after long-duration spaceflight. Steven Jillings, Angelique Van Ombergen... Science Advances  04 Sep 2020:
Vol. 6, no. 36, eaaz9488 DOI: 10.1126/sciadv.aaz9488

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