El misterio de por qué Venus no tiene lunas
¿Sabías que Mercurio y Venus son los únicos planetas del sistema solar que no tienen satélites? En el caso de Mercurio, porque se encuentra demasiado cercano al Sol. Pero, ¿qué pasa con Venus?
Venus es el segundo planeta del sistema solar. Posee una atmósfera muy densa rebosante de dióxido de carbono que provoca un intenso efecto invernadero y, además, se encuentra a una temperatura muy alta debido a su cercanía al astro solar. Pero además, Venus es el único planeta junto con Mercurio que no posee ninguna luna. Y esto ha traído y trae de cabeza a los astrónomos, que no logran dar con la explicación.
Por el contrario, en torno a la Tierra gira nuestro bien conocido satélite, Marte cuenta con los pequeños Fobos y Deimos, alrededor de Júpiter y Saturno orbitan decenas de ellos, Urano cuenta con hasta 27 y Neptuno posee 14.
Para explicar por qué todos ellos tienen lunas rotando a su alrededor, los astrónomos barajan tres hipótesis distintas: que la órbita del planeta las capturase en algún momento cuando se encontraban próximas a él; que surgieran a partir de la acumulación de materia a medida que se iba formando el sistema solar; o que un objeto cósmico se estrellase contra su superficie y los satélites restos del mismo se acabasen convirtiendo en satélites.
En el caso de Mercurio, sin embargo, el porqué de la ausencia de lunas estaría bastante claro. Este planeta se halla demasiado próximo al Sol y cualquier posible satélite habría acabado siendo arrastrado a la estrella a causa de su gran masa y su fuerte campo de atracción gravitacional.
Pero en lo que a Venus se refiere, parece lógico es que pudiera tener alguna luna, por la gran cantidad de materia que circuló alrededor del Sistema Solar durante su formación, así como lo tienen el resto de planetas del Sistema Solar. En el año 2006 los investigadores Alex Alemi y David Stevenson, Instituto Tecnológico de California, apelaron a que habría existido una alta probabilidad de que contra Venus hubiese chocado al menos un objeto cósmico cuyos restos conformaran algún satélite. Los científicos pensaron que, quizás, con el tiempo este se hubiese acabado alejando demasiado del planeta hasta perderse, del mismo modo que la Luna se aleja progresivamente de la Tierra.
Y, de hecho, Alemi explica que, al parecer, diez millones de años después, Venus sufrió otro golpe más que invirtió la dirección de su rotación, sobre lo que se postula que quizás aquel objeto acabase fusionándose con el cuerpo del planeta. En cualquier caso, la ausencia de lunas girando alrededor del planeta más brillante, continúa siendo un misterio para la astronomía.