¿Qué es la conducción del calor?
¿Por qué al meter un plato con comida en el microondas se calienta antes el plato que la comida? Te lo explicamos para que entiendas cómo funciona la conducción del calor, que no es ni más ni menos que un intercambio de energía.
¿Alguna vez te has preguntado por qué al meter comida en el microondas o cocinar algo en la vitrocerámica, el plato o la olla se calienta mucho más y con mucha mayor rapidez que, la comida que contiene? ¿O por qué es mucho más fácil quemarte con una barra de hierro caliente que con una rama de madera?
Este tipo de situaciones encuentran su explicación en lo que se conoce como la propiedad de conducción del calor, el cual no es sino otra forma más que es capaz de adoptar la energía. A través de la conducción, el calor se transfiere por contacto de los cuerpos que están más calientes (es decir, que se encuentran a mayor temperatura y, por ende, albergan en ese momento mayor cantidad de energía) a aquellos que están más fríos (o sea, los que están a menor temperatura, ya que el frío es la ausencia de energía calorífica).
Cuando el cuerpo caliente entra en contacto con el cuerpo que está frío, el intercambio comienza a suceder y las moléculas del segundo comienzan a moverse con mayor rapidez cada vez -acumulando más energía- mientras que las del primero padecen el efecto inverso. Esto se debe a que la energía no se crea ni se destruye, únicamente se transforma. Por eso, el intercambio entre uno y otro cuerpo continuará hasta que ambos alcancen lo que se conoce como el equilibrio térmico.
Y el cómo suceda este trasvase de energía dependerá de varios factores. En primer lugar, el gradiente térmico, una magnitud física que describe en qué dirección y en qué porcentaje la temperatura cambia más rápidamente alrededor de una ubicación particular y cuya unidad de medida es el kelvin (temperatura) por metro (longitud) (K/m).
¿De qué material es el objeto?
En segundo lugar, entran en juego el grosor y longitud de los cuerpos (su sección transversal y longitudinal): por lo general, un cuerpo constituido del mismo material que otro de mayor grosor, se calentará más fácilmente que este último. O sea, requerirá de menos cantidad de energía para calentarse. Y en tercer lugar, influye notablemente el tipo de material del que cada cuerpo está compuesto. Por eso, el plato o la olla se calientan más fácilmente que un filete de pollo. Cada material posee un coeficiente de conducción del calor que, cuanto más alto es, mayor facilidad para calentarse indica que tiene el material.
Así, el coeficiente de conducción del calor en la plata es de 100 y otros metales, como el cobre, suelen tener igualmente un coeficiente alto, lo que los convierte en buenos conductores del calor. La grasa, la carne, la madera o el corcho, poseen coeficientes mucho más bajos (por debajo, incluso, de la unidad), siendo malos conductores e incluso buenos aislantes. De hecho, es uno de los motivos por los que los seres humanos y los animales conseguimos mantener una cantidad determinada de calor en nuestro cuerpo. El aire, como colofón, tiene un coeficiente de 0,006, por lo que es un aislante excepcional.