El enigma de los humanos del pleistoceno medio
Durante años se han descrito decenas de fósiles muy variados de Homo heidelbergensis en Europa, pero esta clasificación acaba de cambiar.
Si ya lleváis unos cuantos años leyendo acerca de evolución humana y paleoantropología, estaréis familiarizados con la especie Homo heidelbergensis, una especie típica de Europa en el Pleistoceno medio. Por ejemplo, puede que os suene que los fósiles humanos de la Sima de los Huesos en Atapuerca, entre otros, eran asignados a esta especie. Sin embargo, en años recientes se habla cada vez más de preneandertales para referirnos a estos fósiles de esta edad. ¿A qué se debe esto?
En ocasiones, se definen nuevas especies a partir de material fósil fragmentario. No todos los hallazgos de fósiles son ejemplares completos, y en ocasiones, aunque sean incompletas, poseen bastantes características nuevas como para definir especies. El paso del tiempo puede cambiar esto. En el mejor de los casos, aparecerán nuevos fósiles que aportarán más datos sobre esta nueva especie y completarán su diagnosis (conjunto de características únicas que la definen como especie). Es el caso del dinosaurio Deinocheirus, del que hemos hablado hace poco. Pero puede que con el tiempo los huevos hallazgos demuestren que la diagnosis inicial era errónea. Y entonces, hay que enmendar el entuerto. Pues bien, algo así ha pasado con Homo heidelbergensis.
En años recientes, los avances en paleoantropología han sugerido que esta especie era problemática. Inicialmente fue definida en 1908 a partir únicamente de una mandíbula hallada en Mauer, la cual es el holotipo de la especie. Su parecido con unas mandíbulas encontradas en la Cueva de Arago, en los Pirineos orientales franceses, en los que también apareció material del cráneo, hizo que se adoptase esa reconstrucción para Homo heidelbergensis. Hasta ahí todo bien: se encontró más material y se amplió el conocimiento de la especie. A partir de ahí, se sucedieron muchos hallazgos de fósiles parecidos en el Pleistoceno europeo. Pero también se encontraron fósiles parecidos en Asia y África.
Como resultado, en pocas décadas llegamos a tener una inmensa cantidad de fósiles humanos del Pleistoceno medio asignados a Homo heidelbergensis. Unos asignados a esta especie por parecido con su holotipo, la mandíbula de Mauer. Otros, por parecido con el cráneo de Arago. Otros muchos, por parecido a otros previamente asignados a la especie. Y hemos llegado a un momento en que hay una gran cantidad de fósiles de H. heidelbergensis, mostrando a su vez variabilidad intraespecífica. Y esta variabilidad “deja en pañales” la mandíbula original, el holotipo de la especie. Además, en la actualidad, en Antropología Física se considera que las mandíbulas son bastante más plásticas y variables que los cráneos. Y por lo tanto, que hay que tratar con cautela sus características.
Entonces, ¿en qué queda la cosa? ¿Podemos seguir hablando de Homo heidelbergensis? Pues recientemente se ha propuesto una enmienda a este Enigma del Pleistoceno Medio.
En primer lugar, se ha sugerido que la especie Homo heidelbergensis se abandone, ya que está mal definida y se ha comprendido y usado de manera muy variable. Además, porque no refleja la variedad de homínidos del Pleistoceno medio. También se ha sugerido que la especie Homo rhodesiensis sufra esta misma suerte.
En segundo lugar, se ha propuesto la creación de una nueva especie, Homo bodoensis, que sería un antepasado del Pleistoceno medio del linaje de los humanos modernos u Homo sapiens. La distribución de esta especie sería panafricana, extendiéndose hasta el Mediterráneo oriental y Oriente Medio. ¿Entonces qué hacemos con los fósiles europeos de esta edad que se asignaban a H. heidelbergensis? En esta misma revisión se ha propuesto que todos estos fósiles de Europa Occidental (por ejemplo, los de la Sima de los Huesos de Atapuerca) sean reasignados a Homo neanderthalensis, quedando así reflejada la aparición temprana de rasgos derivados de los Neandertales en el Pleistoceno Medio europeo.
Ahora es el turno del resto de la comunidad paleoantropológica. En sus manos queda comprobar si sus datos cuadran con esta propuesta y seguirla. Veremos cómo queda este nuevo panorama del Pleistoceno medio conforme avancen las investigaciones y los nuevos hallazgos. Una cosa está clara, lejos de estar todo descubierto, estamos viviendo un momento apasionante en Paleontología Humana.
Referencias:
Rosas, A.; Bermúdez de Castro, J.M. 1998. The Mauer mandible and the evolutionary significance of Homo heidelbergensis. Geobios, 31(5): 687-697.
Martinón Torres, M. et al. 2012. Morphological description and comparison of the dental remains from Atapuerca-Sima de los Huesos site (Spain). Journal of Human Evolution, 62 (1): 7–58.
Arsuaga, J.L.; Martínez, I. 1997. La especie elegida: la larga marcha de la evolución humana. Temas de Hoy.
Roksandic, M. et al. 2021. Resolving the "muddle in the middle": The case for Homo bodoensis sp. nov. Evolutionary Anthropology: 1–10.