Es inevitable que, en la oscuridad de la noche, levantemos la mirada para contemplar con fascinación y asombro aquellos puntos luminiscentes del cielo. Y es que, las estrellas han despertado durante siglos las pasiones y anhelos de millones de personas. Algunos buscan en ellas una respuesta, otros intentan analizarlas y comprenderlas, y otros, sencillamente se limitan a disfrutar del paisaje.
Grandes científicos han utilizado precisamente el misterio de la comprensión del cosmos como fuente de inspiración en la vida. Por ejemplo, Stephen Hawking dijo así: “Mira a las estrellas y no a tus pies. Intenta entender qué es lo que ves y pregúntate qué es lo que hace que el universo exista. Ten curiosidad”.
Precisamente, gracias a pensamientos como el de Hawking, la ciencia ha podido desvelar, en gran medida, las características que esconden estos lejanos e intrigantes cuerpos. Se podría decir que todo este avance comenzó realmente hace más de 400 años cuando, el matemático, Galileo Galilei inventó una pieza fundamental para la observación e investigación del universo, el telescopio.
Ahora sabemos con certeza que se trata de acumulaciones de gas y plasma que se mantienen unidas a causa de una gran fuerza gravitatoria. Debido a las reacciones nucleares que las forman, las estrellas tienen una gran cantidad de energía, a pesar de que a simple vista las apreciemos desde la Tierra a muy pequeña escala.
La evolución y vida de las estrellas es un proceso realmente curioso, pues su nacimiento puede producirse de muchas formas diferentes. Algunas surgen de forma lenta y progresiva por esta acumulación de energía, otras, sin embargo, pueden formarse a partir de grandes explosiones que dejan tras de sí un núcleodel que partir.
Dependiendo de la cantidad de materia reunida en un mismo astro, las estrellas pueden presentarse de formas totalmente opuestas. La variedad es prácticamente infinita pues existen gigantes, lentas, supernovas, dobles, enanas, frías, oscuras, ardientes, etc. En el universo hay estrellas especialmente masivas, antiguas o con cualquier otra particularidad que las hacen distinguirse potencialmente sobre las demás. En esta galería, te mostramos las más destacadas. ¿Preparado para el viaje?
1. La más grande
De todas las estrellas que se pueden ver a simple vista, Mu Cephei, ubicada en la constelación de Cefeo, es la que se lleva la palma en cuanto a tamaño. Se la suele denominar estrella granate por su intenso color rojo, y el primero que aludió a ella de esta forma fue el astrónomo británico William Herschel, a finales del s. XVIII. Si la miramos en el firmamento, entre todas las demás, quizá no nos llame la atención especialmente, pero eso es debido a que se encuentra a más de 3.000 años luz.En realidad, se cuenta entre las más luminosas de la Vía Láctea, y su radio es unas 1.500 veces superior al del Sol. Si se hallara en el centro de nuestro sistema, se extendería hasta más allá de la órbita de Júpiter. Antares, en la constelación de Escorpio, y Betelgeuse, en la de Orión, son algo más pequeñas que Mu Cephei, aunque resultan igualmente descomunales, y también pueden observarse sin necesidad de prismáticos ni telescopio.
2. La más masiva
En esencia, cuando decimos que una estrella es más o menos masiva, nos referimos a la cantidad de materia que contiene. Para establecerlo, se usa como referencia el Sol. Una masa solar equivale a 333.000 veces la de la Tierra. Pues bien, la más masiva que se ha encontrado hasta la fecha es R136a1, una estrella hipergigante azul de tipo Wolf-Rayet ubicada en la nebulosa de la Tarántula, a unos 165.000 años luz, con 265 masas solares. No obstante, esto no significa que sea especialmente grande. De hecho, se calcula que es apenas 35 veces mayor que el astro rey. En 2010, un equipo de astrofísicos dirigido por Paul Crowther, de la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido, anunció el hallazgo de este objeto, que, a lo largo de su vida, de apenas un millón de años, ha perdido al menos una quinta parte de su chicha inicial. Y es que, según indican estos expertos, cuando nació, R136a1 debía de contar con unas 320 masas solares.
3. La que gira a mayor velocidad
A principios del siglo XVII, los astrónomos David Fabricius, Christoph Scheiner y Galileo Galilei se percataron de que en nuestra estrella había unas enigmáticas manchas. El estudio de las mismas con telescopios reveló que, al igual que la Tierra, el astro rey giraba sobre sí mismo, más o menos como una peonza. No obstante, el modo en que lo hacía no era idéntico al de nuestro planeta, pues no rotaba a la misma velocidad en la zona del ecuador que en los polos. Hoy sabemos que las estrellas más pequeñas y densas pueden girar muy rápido. Es el caso de las de neutrones y los púlsares. Las primeras se forman cuando colapsa una estrella supergigante muy masiva y acaba sus días como una supernova.
4. La más antigua
Bautizada como J0023+0307, es la estrella más antigua que se conoce. Se calcula que nació casi 9.000 millones de años antes que el Sol, por lo que pertenece a una segunda generación de nuevas estrellas del universo. De esta nos separa una distancia de casi 9.500 años luz y según los investigadores, se trata de un hallazgo sorprendente, pues ya no debería haber quedado ninguna evidencia de la vida de estas estrellas tan antiguas. Gracias al descubrimiento, se puede tener una aproximación mejorada sobre la estructura y evolución real del cosmos.Crédito de la ilustración: Gabriel Pérez, SMM (IAC)
5. La que tiene más planetas
¿Adivinas cuál es? ¡Acertaste! Es el Sol, al menos de momento. No obstante, al ritmo al que se descubren nuevos sistemas, quizá no conserve el título mucho tiempo. Desde 1995, cuando los astrónomos Michel Mayor y Didier Queloz anunciaron el hallazgo del primer exoplaneta alrededor de una estrella convencional, se han localizado más de 2.000 mundos extrasolares. Tras el Sol, la estrella que más planetas alberga es HD 10180, a unos 128 años luz. Se trata de una enana amarilla, muy parecida al astro rey, alrededor de la cual se cree que orbitan al menos siete planetas. Cinco de ellos son del tamaño de Neptuno; uno, del de Saturno; y otro sería parecido al de la Tierra, si bien se encontraría más cerca de su estrella que Mercurio de la nuestra.
6. La más lejana
Entre las galaxias, la más distante conocida es la MACS J1149+2223 Estrella Lentificada 1, o como también se la ha denominado en honor al personaje mitológico, Ícaro. Este astro, descubierto hace poco, es dos veces más cálido que el Sol. Una peculiaridad es que su luz ha tardado 9.000 millones de años de luz en llegar hasta la Tierra. Y es que Ícaro está situado en una galaxia espiral tan distante que tendríamos que recorrer más de la mitad del universo para encontrarla (un 70%), pues en realidad se encuentra a unos 14.000 millones de años luz. Si quieres saber más sobre el hallazgo, pincha aquí.
7. La más rápida
Aunque el firmamento nos parezca una foto fija, lo cierto es que los objetos celestes están en constante movimiento. En general, se cree que estos objetos hiperveloces, cuya existencia fue confirmada hace tan solo una década, formaban parte de sistemas binarios que se situaron muy cerca de un agujero negro supermasivo, como el que se encuentra en el centro de la Vía Láctea.Los expertos sospechan que cuando uno de los miembros del sistema doble resulta atrapado por el agujero negro, el compañero es catapultado lejos, a enorme velocidad. Tanta, que puede incluso escapar a la gravedad de la galaxia y abandonarla. No obstante, también se pueden originar como consecuencia de otros fenómenos, como una explosión de supernova. Se creía que esta podría haber sido la causa de la velocidad de la que hasta ahora era una de las más rápidas identificadas hasta el momento, la enana blanca US 708 que, según anunció el astrónomo Stephan Geier, del Observatorio Europeo Austral, se desplaza a unos 1.200 kilómetros por segundo. ¿La más rápida actualmente? Hay dos estrellas debatiéndose el podio. Se trata de S62 y S4714. Ambas viajan a aproximadamente el 8% de la velocidad de la luz. ¡Una velocidad insólita!
8. La más fría
Una enana marrón, denominada WISE J085510.83-071442.5, es, por el momento, la que mantiene el récord de gelidez: está a entre -48ºC y -13ºC, muy lejos de los 5.500 ºC que se dan, por ejemplo, en la superficie del Sol. Aunque ya se conocía la existencia de otros cuerpos parecidos, los más fríos hallados hasta ahora se encontraban a temperatura ambiente. Gracias a las mediciones realizadas por las sondas WISE y Spitzer, se ha podido averiguar que el objeto posee una masa entre tres y diez veces la de Júpiter y su posición, muy cerca de la Tierra, a unos 7,2 años luz. Imagen: Robert Hurt/JPL, Janella Williams/Penn State University.
9. La más cercana
Nuestra vecina de arriba, la aledaña al Sol, se llama Próxima Centauri, una enana roja visible solo desde el hemisferio sur, de la que nos separan 4,2 años luz. A escala cósmica es una nimiedad, pero se trata de una distancia aún insalvable para nuestras naves. Es posible que esta forme un sistema triple con Alfa Centauri A y B. Estas últimas giran como si fueran dos patinadores fuertemente agarrados, dando vueltas. Próxima Centauri, por su parte, orbitaría alrededor de ellas recorriendo una trayectoria que dura varios cientos de miles de años. Hoy se encontraría en el punto de su trayectoria más cercano al Sistema Solar.
10. La más luminosa
Hasta el momento, la que se lleva la palma en este sentido es también la más masiva, la ya mencionada R136a1 (ver punto 2). Situada en la Gran Nube de Magallanes, una de las galaxias más cercanas a la nuestra, es 8,7 millones de veces más luminosa que el astro rey. No obstante, el pasado junio se supo de la existencia de la distante galaxia WISE J224607.57-052635.0, que deja en nada tal cifra. Aunque es más pequeña que la Vía Láctea, libera unas 10.000 veces más energía que la nuestra. A partir de los datos obtenidos con el telescopio espacial WISE de la NASA se ha podido saber que su luminosidad equivale a la de 349 billones de soles. La mayor parte de la misma nos llega como radiación infrarroja, y se origina cuando la que emana del núcleo galáctico, donde se halla un agujero negro supermasivo, interacciona con el polvo que lo rodea.
11. La más rara
La estrella KIC 8462852, también conocida como "estrella de Tabby" o "estrella Boyajian" (en honor a la investigadora principal del descubrimiento y análisis, la doctora Tabetha Boyajian), es un objeto estelar que ha atraído la atención de toda la comunidad científica e incluso de los medios. El enigma principal que la ha designado como la estrella más rara ha sido su patrón irregular de luz, pues desde 2015 ha experimentado unas fases de oscurecimientos repentinos.Ahora, un equipo científico español, de la Universidad de Valencia y el Instituto de Física de Cantabria, ha elaborado una teoría que podría dar la respuesta empírica a estos fenómenos de perturbaciones lumínicas. Según apuntan, se trata de un planeta con anillos, acompañado de dos grupos de asteroides, causantes de estos oscurecimientos.Crédito de la ilustración: NASA/JPL-Caltech
12. La más cálida
Una estrella contiene una superficie con la temperatura más elevada registrada por la NASA, concretamente más de 30 veces más caliente que nuestro propio Sol. Esta se encuentra justo en el núcleo de la nebulosa planetaria NGC 2440. Sus extremadas temperaturas le otorgan además una luminosidad 250 veces más intensa que el Sol. Crédito: NASA
13. La más pequeña
Se encuentra a unos 600 años luz de la Tierra y recibe el nombre de EBLM J0555-57Ab. Esta estrella ha sido uno de los últimos descubrimientos de los astrónomos en 2017 y se trata de la estrella más diminuta encontrada hasta la fecha, aproximadamente un poco más pequeña que el planeta de Saturno. Su energía es especialmente débil, entre unas 2.000-3.000 veces más que el Sol. Los investigadores aseguran que esta solo puede recibir la categorización de estrella.
14. La más perfecta
A 5.000 años luz de nuestro planeta se encuentra la que se ha catalogado como la estrella más perfecta, pues su simetría la convierten en el objeto celeste más esférico. A pesar de la imagen popular que se tiene sobre las estrellas, como la del Sol, lo cierto es que los cuerpos celestes se achatan ligeramente en sus polos, debido al constante movimiento gravitacional.La estrella Kepler 11145123 necesita aproximadamente unos 100 días para completar la rotación sobre su propio eje, a diferencia de los 26 que emplea el Sol. El hallazgo lo protagonizaron unos investigadores del Instituto Max Planck, en Alemania.Crédito: Instituto Max Planck
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