Solar Orbiter: así es la misión que irá al Sol
La misión se lanzó el lunes 10 de febrero de 2020 desde la estación de Cabo Cañaveral (EE. UU.) a bordo de un cohete Atlas V de la NASA.
El Sol es la estrella más cercana a nosotros y aún así, existen muchos misterios que desconocemos, como los complejos procesos que tienen lugar dentro de la propia estrella o cómo son los polos del Sol.
La misión Solar Orbiter, cuyo objetivo es estudiar y predecir el comportamiento de nuestra estrella, que estará dedicada a la física solar y heliosférica, fue seleccionada como la primera misión de clase media del programa Cosmic Vision 2015-2025 de la ESA. El proyecto conjunto de la NASA y la ESA cuenta con un presupuesto total de unos 1.500 millones de dólares. La ESA -con sus socios europeos- aporta aproximadamente dos tercios (incluidos nueve de los diez instrumentos de la nave) y la NASA se encarga del lanzamiento y de uno de los instrumentos.
Una vez que la nave espacial se separe de forma segura del cohete Atlas V 411 suministrado por la NASA, comenzará una secuencia de activación de 22 minutos que desplegará los paneles solares y la instrumentación crítica.
Comienzo de la misión
La misión científica de la Solar Orbiter no comenzará de inmediato, sino hacia finales de 2021.
La nave espacial (de 1.800 kilogramos) junto con su abanico de instrumentos, pretende dar respuesta a preguntas científicas clave sobre el desarrollo de los planetas y el surgimiento de la vida, los orígenes del Universo o cómo funciona el sistema solar. Solar Orbiter estudiará la estructura interna del Sol y la heliosfera interna, la burbuja creada por las partículas cargadas eléctricamente que forman el viento solar. Así tendremos una mejor idea del tipo de elementos presentes en nuestra estrella. La misión empleará la técnica de la heliosismología para conocer precisamente qué ocurre en el interior de la estrella.
Teniendo en cuenta su periplo, a medida que la nave se dirija al Sol, llevará a cabo dos maniobras de asistencia por gravedad alrededor de Venus y una alrededor de la Tierra, lo que la colocará en una trayectoria elíptica que la acercará a 42 millones de kilómetros del Sol.

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Participación española
El proyecto Solar Orbiter tiene una importante participación española. De hecho, es la primera vez que equipos españoles están a la cabeza de dos instrumentos a bordo de una misión espacial (SO/PHI y EPD), coliderados por el Instituto de Astrofísica de Andalucía y por la Universidad de Alcalá, respectivamente. Javier Rodríguez-Pacheco y José Carlos del Toro, por ejemplo, ocupan puestos clave de responsabilidad en esta interesante e importante misión.
De los diez instrumentos que lleva la nave, cuatro serán para registrar datos in situ alrededor de la nave, y seis para observar el Sol de forma remota.
Estamos deseosos de ver lo que nos depara la turbulenta superficie solar, la fascinante y caliente corona o cómo cambia el viento solar. Las operaciones científicas completas comenzarán en noviembre de 2021; es entonces cuando los generadores de imágenes de la nave estarán encendidos. El primer acercamiento al Sol tendrá lugar en 2022, a aproximadamente un tercio de la distancia entre la Tierra y el Sol.
¿En qué podrá ayudarnos todo lo que aprendamos del Sol gracias a Solar Orbiter?
“En esta misión, como en muchas otras, habrá que esperar años para que sus resultados se reflejen en nuestro progreso; sin embargo, los resultados que se obtengan serán muy interesantes en lo referente al clima espacial. El Sol, su actividad solar y toda la energía que libera ha condicionado durante más de cuatro mil millones de años la aparición y evolución de todos los astros del sistema solar. Esta misión va a aportar mucha información sobre el clima espacial. Por tanto, ayudará a conocer mejor los cambios en el clima de la Tierra y también a predecirlos. La actividad solar es uno de los factores que afecta a la temperatura de nuestro planeta, una muestra de ello es la pequeña “edad de hielo” que se produjo durante desde comienzos del siglo XIV hasta medianos del siglo XIX, y que comenzó en el llamado Mínimo de Maunder, un periodo de 30 años en el que la actividad solar disminuyó de manera importante. Además, esta misión presta mucha atención a la actividad solar en lo polos del astro y se espera que comprendamos mejor la generación de los campos magnéticos de este astro, cómo se generan, con qué intensidad, etc. Todo esto nos ayudará proteger mejor nuestras infraestructuras en el espacio y también prevenir los daños de la radiación solar durante los paseos espaciales de los astronautas, así como los provocados por largas estancias en el espacio durante futuros viajes a la Luna y a Marte”, explica el astrónomo valenciano Amadeo Aznar Macías, del Grupo de Observatorios APT.
De todas las cosas que vamos a poder contemplar, ¿qué es lo que resulta más emocionante?
“Sin duda, el poder observar el Sol desde su eje de rotación, obtener información acerca de la dinámica solar en estas regiones solares, aunque habrá que esperar al año 2025 hasta que la Solar Orbiter alcance el ángulo adecuado en su trayectoria. Una experiencia previa la tuvimos en el año 2000 cuando la la sonda Cassini pudo tomar imágenes de los polos de Júpiter, gracias a las cuales pudimos generar el mapa de los polos jovianos más detallados hasta el momento”, concluye Aznar.