Así llegó el oro a la Tierra
La teoría más aceptada habla de una serie de impactos aleatorios que habría llevado el mineral a la superficie de nuestro planeta, pero también a Marte y a la Luna.
¿De dónde viene el oro de la Tierra? Una serie de grandes impactos aleatorios podría haber proporcionado los elementos afines al hierro como oro, renio y osmio a los mantos de la Tierra según un estudio del Instituto de Investigación Southwest y el Instituto de Ciencia Lunar de la NASA en Boulder (Estados Unidos) que se publicó en la revista Science en el año 2010. Además, nuestro planeta no habría sido el único receptor de estos minerales, ya que nuestro vecino planeta Marte y la Luna también los habrían adquirido de forma similar. Además, los investigadores responsables del estudio sugirieron que estas colisiones también pudieron ser el origen del agua de la Luna.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigadores realizó una serie de simulaciones por ordenador que indicaron que hace aproximadamente 4.500 billones de años, un reducido número de fuertes impactos aleatorios sobre la superficie de nuestro planeta fueron las fuentes responsables de estos minerales sobre la Tierra. Se trataba de objetos rocosos que llegaron en la fase de formación planetaria de nuestro sistema solar.
Los científicos, dirigidos por William Bottke, recalcaron que la relativa abundancia de elementos afines al hierro en la Tierra, la Luna y Marte sólo puede explicarse si los impactos sobre estos planetas fueron relativamente grandes. El mayor de estos impactos sobre la Tierra habría sido aproximadamente del tamaño de Plutón: más de 3.000 kilómetros de ancho. Además, los autores señalan que estos impactos probablemente se produjeron después de que los núcleos de metal de los cuerpos celestes se formaran, ya que de otra forma estos elementos se habrían unido con el hierro metálico del núcleo y desaparecido de las capas superiores planetarias.
“Estos elementos nos revelan lo que estaba ‘golpeando’ a nuestro planeta en esa época”, explicó William Bottke, del Southwest Research Institute en Boulder, Colorado, y líder de la investigación. Por otro lado, en la Luna solo se observa una milésima parte de estos materiales con respecto a la Tierra. Según el estudio, estas diferencias pueden explicarse porque hablamos de un número muy limitado de impactos. Un objeto enorme pudo no alcanzar la Luna, más pequeña, pero estrellarse con nuestro planeta, creando las discrepancias en la abundancia de metales que observamos hoy.
Algunos de estos impactos podrían haber alterado la inclinación del eje de la Tierra, llevado agua al manto de la Luna y, posiblemente, incluso ayudado a producir la inclinación orbital de nuestro satélite.