Este fósil de 500 millones de años no parece un ser vivo: ¿qué es entonces?
Parece una estrella de mar pero el controvertido 'fósil' sigue eludiendo a los científicos. ¿De dónde proviene este misterioso objeto?

Objeto, cosa, “fósil”... este enigmático pedazo tridimensional encontrado por primera vez en 1896 (al sur de Estados Unidos, concretamente en la Formación Conasauga en Alabama) por el paleontólogo estadounidense Charles Doolittle Walcott como una especie de medusa, data de hace 500 millones de años en el Cámbrico. Pero, más de un siglo después de su descubrimiento, sigue intrigando a los científicos.
En el siglo XIX, los arqueólogos decidieron llamar a este objeto con pinta de fósil Brooksella alternata, que luego evolucionó para referirse a cualquier reliquia que se pareciera a Brooksella (de las que, precisamente, hay bastantes porque se trata de una identificación tipo “cajón de sastre” donde se ha incluido cualquier fósil que se le parezca). En su momento, estos extraños fósiles fueron descritos como medusas que probablemente flotaron en los mares del Cámbrico medio.

Fósil de amonites que vivió hasta finales del Cretácico
Pero, ¿qué es?
Así, anteriormente se pensaba que este “fósil” con aspecto de estrella de mar (y con complejo problema de identidad científica, y con razón), era una antigua medusa con tentáculos de hace 500 millones de años. ¿Realmente era una medusa del Cámbrico?
Un nuevo estudio publicado en la revista PeerJ afirma que puede que ni siquiera sea un fósil, que no se trate de un ser vivo fosilizado. Que no tiene un origen biológico.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron imágenes en 3D de alta resolución y análisis químico que sugiere que lo que parecía una medusa prehistórica, sea en realidad, un 'pseudofósil'; es decir, un resto, huella o marca que es confundido con un fósil real. Pero no lo es. Ni es una medusa, ni es una esponja, sino una forma inusual de sílice, una partícula mineral natural que puede fusionarse para tomar formas esféricas, cúbicas o hexagonales.
"Descubrimos que Brooksella carecía de las características de las esponjas de vidrio, especialmente las espículas fusionadas con opalina que componen el cuerpo", explican los autores. "Tampoco creció como se esperaría que lo hiciera una esponja durante su vida".

'Brooksella alternata', el pseudofósil
La única explicación
Los pseudofósiles tienen la capacidad de parecerse a los seres vivos al producir lo que parecen ser estructuras intrincadas o bien organizadas. Y, en este caso, tras comparar otras estructuras de hormigón de sílice descubiertas en diferentes estratos rocosos del Cámbrico en todo el mundo, todo tenía finalmente sentido.
"No encontramos ninguna diferencia entre Brooksella y las concreciones, aparte de que Brooksella tenía lóbulos y las concreciones no", escribieron los investigadores. "Por lo tanto, concluimos que Brooksella no era parte de la diversificación temprana de esponjas en los mares del Cámbrico medio, sino que era un tipo inusual de concreción de sílice. Las concreciones pueden tener todo tipo de formas hasta el punto de que algunas parecen haberse formado orgánicamente".
¿Misterio resuelto? Lo cierto es que se necesitará más investigación para descubrir cómo se formaron realmente estos pseudofósiles.
"Este proyecto es un excelente ejemplo de los tipos de misterios fósiles que podemos resolver con aplicaciones de microCT (microtomografía de rayos X, como la tomografía)", concluyen.
Referencia:
Nolan MR, Walker SE, Selly T, Schiffbauer J. et al, Is the middle Cambrian Brooksella a hexactinellid sponge, trace fossil or pseudofossil?, PeerJ (24 february 2023). DOI: 10.7717/peerj.14796