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Charla con un editor y un neurocientífico: entrevista a Antonio Cuesta y José Ramón Alonso

Charlamos en exclusiva con el director editorial de Almuzara, Antonio Cuesta, y el neurocientífico José Ramón Alonso.

Charla con un editor y un neurocientífico: Entrevista a Antonio Cuesta y José Ramón Alonso

José Ramón Alonso (izquierda) y Antonio Cuesta (derecha), entrevistados para Muy InteresanteMacarena Orte

El trabajo del editor y el escritor a la hora de escribir un libro van de la mano. El editor, una figura invisible para muchos, ayuda al autor y le guía en todo el proceso de producción. Hablamos con Antonio Cuesta, director editorial de Almuzara, y el neurocientífico José Ramón Alonso, con cuyo sello ha publicado siete títulos y cuenta con un octavo en camino: Historia de la mente.

¿Cómo comenzó tu relación con el mundo editorial?

Antonio Cuesta: Comenzó desde muy pequeño. Mi abuela era maestra en una pequeña aldea de un pueblo de Córdoba, Aldea Quintana, y tenía el privilegio de tener muchos libros en casa que le mandaba el Ministerio de Educación. Cuando no había Netflix, ni Playstation, las tardes de verano, que eran muy largas en Córdoba, muy calurosas, los mayores se iban a dormir y yo, que era un niño y odiaba dormir la siesta, era como un castigo, me iba a la biblioteca y cogía algún libro. Los que más me enamoraban eran los que tenían ilustraciones. A los 7 años empecé a hacer mis propios cómics como editor, había copias y, un poco más mayor, con 12 años, cuando me fui a estudiar a Córdoba, empecé a editar una revista del barrio junto a otro compañero. Ahora, profesionalmente, llevo 20 años como director editorial de Almuzara y mi ojo derecho es la divulgación científica, a la que dedico mucha energía y cariño.
Ahora existe mucha divulgación científica, hay una oferta enorme y fabulosa de divulgación científica, pero hace 30 años era difícil encontrarla en España. Me gustaba mucho la forma de edición científica anglosajona y americana y quería importar esa idea y hacerla con autores españoles. José Ramón Alonso fue una de las personas que encontré en mi camino para realizar esa labor de escritor de divulgación científica.

"Ahora existe mucha divulgación científica, hay una oferta enorme y fabulosa de divulgación científica, pero hace 30 años era difícil encontrarla en España."

José Ramón Alonso, cuéntanos un poco tu trayectoria profesional.

José Ramón Alonso: soy profesor y eso me marca a la hora de escribir, aunque primero de todo he sido también lector, como Antonio. Me acuerdo de los largos veranos de la infancia e ir leyendo distintas cosas: primero cómics y, luego, novelas de aventuras, como Los tres mosqueteros o El conde de Montecristo. Es un proceso progresivo en donde primero quieres novelas más ligeras y luego que tengan más contenido. Llega un momento que, como profesor, necesitas cosas para contar a tus alumnos, que combine el placer por la lectura con esa tarea de dar clase, que es uno de los trabajos más gratificantes que existen. En un momento determinado paso de leer a escribir, pero tú escribes para que te lean, y en ese punto llega el momento de encontrar un editor. Es un proceso muy bonito, necesitas suerte, porque tenemos que bailar juntos y ser capaces de realizar un libro del que las dos partes nos sintamos orgullosos. Hay una tarea de aprendizaje, de buscar lo que uno quiere. Yo siempre digo que el tiempo que invierto escribiendo me lo ahorro de psicólogo y que el mundo de la ciencia es una maravilla, porque es muy generoso y está lleno de gente muy interesante. Antiguamente, todo lo que pasaba por tus manos de divulgación científica era de escritores extranjeros, y Antonio y yo nos embarcamos en un proyecto muy bonito que era la divulgación científica en nuestro entorno, en España. Se ha hecho un trabajo muy serio, inclusivo y abierto y gracias a Antonio y editoriales como Almuzara se está ayudando a mejorar el rigor científico de este país.

¿De qué forma te llega un manuscrito, Antonio?

Antonio: Existen varias. Una de ellas es por candidatura, cuando el autor te envía su original. Otra, una vez que conoces al autor y sabes que escribe bien, es encargarle un libro. Yo recuerdo que José Ramón me envió su original y en 15 minutos le había contestado. El libro se llamaba La nariz de Charles Darwin. Hice una lectura diagonal, vas al índice, ya al poco le contesté que me encantaba lo que hacía. Tenía ese estilo anglosajón que tanto me gustaba. Mezclaba cine, cultura pop y referentes literarios para acercar la ciencia al público general, consiguiendo que los términos científicos fueran comprensibles al lector. José Ramón es un experto en esto.
José Ramón: Sí, me quedé asombrado con la rapidez de respuesta. Rápidamente Antonio me demostró que sabía de lo que hablaba y que había encontrado lo que él quería. Me acuerdo que, cuando les envié el manuscrito, había ido previamente a una librería para ver la editorial que escribía sobre temas de divulgación científica, y me gusta lo que publicaba Almuzara.

La especialidad de José Ramón es la neurociencia.

Antonio: Sí, la neurociencia es el cerebro, la mente, las emociones y las personas. Y con los libros de José Ramón uno se sumerge en el mundo de esas emociones.
José Ramón: Sí, nosotros siempre decimos que el cerebro es la parte más importante de nuestro organismo. Tú eres tu cerebro, allí está nuestro pasado, presente y futuro. Con la neurociencia llegas a gente muy diversa porque tratas temas muy distintos: el amor, la locura, los genios… Las ciencias y las letras son compartimentos que no pueden ser estancos. Ese diálogo entre humanidades y la parte más de laboratorio es enormemente enriquecedor para todos, pero para saber transmitirlo bien en un libro, la labor del editor es fundamental.
José Ramón Alonso y Antonio Cuesta

El neurocientífico José Ramón Alonso y el director editorial de Almuzara, Antonio CuestaMacarena Orte

¿Qué importancia tiene la encuadernación, su diseño…?

José Ramón: A la hora de ilustrar el libro, yo valoro mucho como lo hace Antonio, como lo cuida. Yo lo comparo a la confianza que tienen los padres en los profesores cuando llevan a sus hijos a un centro educativo. Al editor, tú le entregas tu manuscrito, tu bien más preciado, para que él te ayude a llegar a la gente.

"Antiguamente, todo lo que pasaba por tus manos de divulgación científica era de escritores extranjeros, y Antonio y yo nos embarcamos en un proyecto muy bonito que era la divulgación científica en nuestro entorno, en España".

Antonio: Nosotros hacemos mucho hincapié en que el libro sea capaz de enamorar en la librería. La primera pregunta que le hago a un autor novel es: “¿Tú comprarías tu libro en una librería? Muchos se sorprenden con su propia respuesta. El libro que escribas tiene que ser aquel del que no te desharías de tu biblioteca si te mudaras de casa. El libro transciende el contenido y la forma también importa. Son como trofeos, por eso el libro en papel sigue funcionando, son trofeos del lector.
José Ramón: Son posesiones queridas. Stephen Jay Gould, un autor que a ambos nos gusta, catedrático de Havard, decía que lo más importante que tenía en su casa y en su vida era un libro que había heredado de su abuelo.

José Ramón es un autor muy prolífico.

Antonio: Sí, le hemos editado muchos libros: La nariz de Charles Darwin, El escritor que no sabía leer, El hombre que hablaba con los delfines, Historia del cerebro, que para mí es maravilloso…
José Ramón: Sí, para mí ese libro también es especial. Le dediqué muchos años y coincidió con la jubilación de mi maestro, por eso está dedicado a él. Lo difícil de un libro de neurociencia es terminarlo, porque podrías estar añadiendo capítulos toda la vida. Cuando el lector te dice que le ha encantado el libro, que no solo no se le ha hecho pesado, sino que se le ha hecho corto, es maravilloso. Esa parte es clave. Yo tenía mis dudas con este libro.
Antonio: yo, sin embargo, lo tenía claro, lo tenía clarísimo. La edición quedó maravillosa, lo hicimos con una editora brillante llamada María Ávila, que había viajado por todo el mundo y que cuando la preguntabas dónde se lo había pasado mejor decía que haciendo el libro de José Ramón, ese verano en Córdoba a 45 ºC.

¿En qué estás trabajando ahora, José Ramón?

José Ramón: En un libro sobre la historia de la mente que sea ameno.

La divulgación científica es una de las patas de la editorial Almuzara, ¿qué os atrajo de ese mundo?

Antonio:  Veníamos enamorados en ese mundo tanto Manuel Pimentel, que es el presidente de Almuzara como yo. Él es ingeniero agrónomo y yo tenía formación científica también como veterinario y ya leímos de divulgación científica, casi toda, de origen anglosajón. Cuando te pones a editar es prácticamente imposible que no lo hagas de cosas que te apetece leer. Además, es recomendable hacerlo porque también tienes cierto conocimiento sobre la materia. No fue por ningún otro motivo empresarial o estratégico, sino por amor, por amor a la divulgación científica.

¿Cómo veis la divulgación científica en España?

Antonio: Ha cambiado mucho. Hace 30 años era muy difícil encontrar un autor español; hace 20 era un difícil; y ahora vas a cualquier librería y ya estamos casi a la mitad. Es verdad que hay grandes títulos que vienen del mundo anglosajón y es más difícil que se produzca a la inversa, pero ya hay grandísimos divulgadores en España que venden muy bien y se traducen a otros idiomas.

¿Cuáles son los temas de divulgación científica que más suelen interesar?

Antonio: Son recurrentes. La ciencia en general, la física y la historia natural gustan mucho, pero interesan temáticas muy variadas. La neurociencia, como es el caso de José Ramón Alonso, que es especialista en ella, gusta también mucho, porque mezcla las emociones humanas con la ciencia, que es siempre es un tema muy atractivo.

"La ciencia en general, la física y la historia natural gustan mucho, pero interesan temáticas muy variadas."

José Ramón, ¿qué nos enseña la neurociencia?

José Ramón: Nos enseña la vieja frase griega de “conócete a ti mismo. Nos da a entender cómo somos, cómo reaccionamos, qué cosas nos afectan, pensar en nuestros proyectos… Al final estamos hablando del ser humano y esa es la gran fuerza que tiene.

Actualmente se aplica mucho en la educación.

José Ramón: Sí, hay un ámbito que se conoce como neuroeducación, que sería aplicar en el aula algunas de las evidencias aprendidas en el laboratorio (donde se estudia el cerebro). Existen unas bases sólidas que van a cambiar la forma en la que trabajamos en la enseñanza el aprendizaje.

También existe una base científica de la neurociencia sobre las diferencias entre hombres y mujeres.

José Ramón: Sí, hombres y mujeres somos diferentes y a veces caemos en los dos extremos equivocados. Uno que considera que esas diferencias son enormes, que no es verdad, y otro que cree que no hay diferencias, que tampoco es cierto. Lo que es difícil muchas veces es separar los aspectos biológicos de los culturales, pero es un mundo que nos abre también una mirada sobre nosotros y genera una forma de entendernos, de conocernos, de comportarnos en nuestras relaciones y de ser una sociedad más inclusiva y más justa.

¿Qué campo de la neurociencia te gusta más?

José Ramón: Es difícil decidirse por uno. Me apasiona todo el tema de los trastornos mentales, es decir, esa persona que sufre, porque nos ayuda también a entender mucho sobre el cerebro. Me gusta la palabra neurodivergencia (personas con variaciones en sus funciones mentales), porque hasta el año 73 la homosexualidad estaba en los manuales de diagnóstico de enfermedades mentales en Estados Unidos, y durante el siglo XX hemos estado corrigiendo a los zurdos. Teniendo esto en cuenta, cabe preguntarse hasta qué punto estaremos haciendo algo erróneo en el siglo XXI en este sentido.

¿Cuál es el avance que consideras más importante en las últimas décadas?

José Ramón: El poder estudiar el cerebro vivo. Hasta hace no mucho todo lo que podíamos hacer se basaba en autopsias. Ahora podemos ver el cerebro funcionando en tiempo real, aunque la resolución no sea muy alta, pero mejora prácticamente cada año. Esto nos ha cambiado, el que podamos comprar el cerebro de una persona enamorada con otra que no experimenta este sentimiento.

¿Qué herramientas se utilizan para investigar el cerebro vivo?

José Ramón: las resonancias magnéticas funcionales y la tomografía de emisión de positrones hacen que podamos ver las zonas cerebrales que se activan ante una tarea determinada, ya sea sumar, leer un texto o visionar imágenes de violencia.

¿Puedes avanzarnos de que irá tu próximo libro, Historia de la mente?

José Ramón: Antonio y yo, porque yo lo siento así, es un trabajo conjunto, hemos publicado un libro previo, Historia del cerebro, que trata la historia de la neurociencia decir desde Hipócrates y Galeno a nuestros días. Pero hay una parte que no está en ese libro y que ha tenido un recorrido casi en paralelo ahí: todo el ámbito de la psicología, una disciplina mucho más reciente. Este nuevo libro abarca una visión completa de la mente, desde el ámbito más biológico, por así decirlo, al más psicológico. Se mencionan desde personajes muy conocidos, como Sigmund Freud, a otros que han quedado en el olvido, en donde se incluyen varias mujeres que han tenido un papel fundamental en el desarrollo científico.

¿El sistema nervioso sigue siendo el gran desconocido?

José Ramón: Lo han definido como la estructura más compleja del universo, y ese es el problema. El cáncer, que nos interesa muchísimo, siempre es una célula, una única célula. Mientras que el cerebro tiene 86.000 millones de células. Es como un avión que se está reconstruyendo en pleno vuelo, mientras estamos hablando, nuestras neuronas están cambiando, están generando nuevas conexiones, están modificando sus prolongaciones. Es asombroso

¿Qué es lo que te gustaría que se descifrara?

José Ramón: Necesitamos una piedra de Rosetta, como la que permite entender todo lo que está en los templos de Egipto. Actualmente conocemos mucho de la parte biológica, es decir, de sinapsis, transmisores y neuronas, pero nos falta el puente: cómo todos esos neurotransmisores se convierten en pensamientos, sentimientos, ideas y sueños. Esa es una gran necesidad: cómo pasamos del estudio de la neurociencia al estudio de la mente, ese es el gran reto. Se piensa que con la memoria lo estamos logrando ya, es decir, sabemos cómo funciona la memoria a nivel celular y sabemos mucho sobre la memoria del humano, pero, por ejemplo, no sabemos mucho sobre la razón o la consciencia. ¿Cómo sabemos que estamos vivos? ¿Qué esto es una realidad?

"Esa es una gran necesidad: cómo pasamos del estudio de la neurociencia al estudio de la mente, ese es el gran reto."

¿Crees que lo veremos?

José Ramón: Vuelvo al ejemplo que te puse antes del cáncer, no vamos a ver un día en el periódico un titular que diga que se curó el cáncer, lo que vamos a ver es lo que estamos viendo: ganar batalla tras batalla. Es decir, que si te diagnostican un cáncer de mama a tiempo tienes un 92 % de sobrevivir. Queremos el 100 %, pero hemos avanzado muchísimo con ese 92. Con la mente sucede lo mismo, hay cosas que empezamos a conocer: por qué nuestros hijos son de una determinada manera, qué han heredado de nosotros y qué les hemos enseñado, por qué actuamos de una manera determinada…
Me interesa mucho el autismo, por ejemplo. ¿Por qué asumimos con mucha facilidad que alguien tenga dificultades de inteligencia pero nos cuesta comprender los problemas de sociabilidad? Hay un montón de retos, y para un científico es una época apasionante. Por primera vez tenemos no solo las preguntas, sino la posibilidad de estudiar las respuestas.

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