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Cómo convertirse en una empresa Agile y no morir en el intento

El subdirector General y director de Transformación (CTO) de Nationale-Nederlanden repasa cómo vivieron en la empresa la implementación de la metodología para el desarrollo de proyectos

A menudo, somos testigos de cómo los procesos de nuestro día a día cambian con el paso de los años, impulsados por el avance de las nuevas tecnologías y de la sociedad. Estos cambios no solo afectan a las tareas más rutinarias del día a día, sino que se trasladan también a nuestro entorno laboral.
En esta línea, ante el progreso del mercado laboral en materia de digitalización, Nationale-Nederlanden ha priorizado un cambio de rumbo hacia las necesidades de los nuevos tiempos. Un nuevo reto, iniciado en el año 2015, que ha propiciado el impulso necesario para abordar una de las prioridades de la compañía: la transformación digital. Y dentro de este proceso, que debe permear la organización al completo e impulsarse desde el núcleo de la entidad, se incluye nuestra conversión en una empresa Agile.
Este tipo de métodos son propios de compañías que reaccionan de manera positiva ante estas nuevas tendencias. No obstante, pese a que han sido muchas las organizaciones que han decidido ir en esta dirección, el último estudio de Business Agility Corporation BACómetro 2018 destaca que solo un 17% de las empresas en España ha implementado por defecto la metodología Agile en su organización. Y no solo entre las multinacionales del sector financiero, sino de muchos otros como el textil o el tecnológico.

Agile, un método de trabajo más eficaz y proactivo

En el escenario actual, protagonizado por la digitalización, las empresas perseguimos métodos innovadores para desmarcarnos del resto y ser partícipes de la transformación digital. En consecuencia, la digitalización es esencial para seguir la estela del nuevo perfil del consumidor, cada vez más informado, más crítico y con más capacidad para comparar, valorar y escoger, no solo entre productos concretos, sino entre marcas y valores empresariales.
Por lo tanto, la implantación de Agile significa adoptar una nueva forma de trabajo. Nos referimos a un cambio que reúne varias características como la velocidad, la flexibilidad, la responsabilidad y el espíritu empresarial que se adapta a la forma de ser de cada individuo. Por este motivo decidimos iniciar este desafío, para crear un entorno laboral que nos permitiera a todos trabajar de manera más dinámica y proactiva. Se tratar de caminar juntos y, en definitiva, de “poder hacer”.

Los primeros pasos de Agile

Jordi Bueno, subdirector General y director de Transformación (CTO) de Nationale-Nederlanden

Jorge BuenoJordi Bueno, subdirector General y director de Transformación (CTO) de Nationale-Nederlanden

Desde los inicios de esta transformación, decidimos basar el funcionamiento de la organización en un modelo matricial para promover la innovación, la agilidad y la orientación a trabajar por proyectos. No obstante, fue necesario eliminar muchas líneas de reporte clásicas, así como la verticalidad tan característica de los modelos más tradicionales. En este aspecto, la asimilación de la innovación en la manera de pensar y de actuar del equipo humano jugó un papel esencial para completar la fase inicial.
Así, el área tecnológica de la Compañía tomó el mando para dirigir los primeros cambios hacia un modelo vanguardista, comandado por un equipo de desarrollo de software. Los resultados de esta primera prueba nos posicionaron en la casilla de salida para basar la actividad de la entidad en una organización ágil. Por supuesto, la ayuda externa fue esencial. Un equipo formado por expertos y asesores profesionales, cuya veteranía en diversas empresas y sectores ha aportado un valor crucial en este viaje. Ya en 2018, comenzamos con la implantación de diferentes metodologías de Agile, especialmente Scrum y Kanban, lo que nos abrió las puertas del cambio relacionadas con el negocio y la estrategia.

Un equipo implicado para afrontar los nuevos retos del cambio

Mientras que la transformación digital es un reto para las organizaciones, debemos recordar quiénes son los verdaderos artífices de este cambio estructural: las personas. Esto quiere decir que todas las iniciativas que se plantean para dar forma a esta metamorfosis son asumidas por un equipo humano, capaz de asumir que ellos mismos son los principales responsables de nuestro futuro.
Internamente, el proceso de información y motivación al empleado para adoptar la nueva manera de trabajo ha supuesto uno de los principales desafíos para la compañía. Pese a que durante el camino han surgido complicaciones, hemos sido capaces de inspirar en el empleado un espíritu autónomo, de toma de decisiones, flexible y que fomenta las relaciones laborales entre todos y cada uno de los departamentos. También hemos implementado el foco en el cliente para mejorar la eficiencia en las entregas de valor a los clientes, incorporando su feedback constante al proceso.

Un exitoso camino por recorrer

La metodología Agile persigue atraer ventajas competitivas a un mercado cada vez más cambiante y demandante de las últimas actualizaciones tecnológicas. Nuestro esfuerzo y dedicación nos han otorgado, por un lado, una reducción de los tiempos de salida al mercado, el apoyo a una cultura emprendedora experimental y el aumento del compromiso de los empleados. Y, por otro, un óptimo servicio al cliente con un alto grado de capacidad de respuesta, así como un perfeccionamiento en la capacidad de ejecución.
Desde Nationale-Nederlanden somos partidarios de afrontar los cambios con optimismo, asimilándolos como una nueva oportunidad para hacer frente a los retos del futuro. Dicho de otra manera, adaptarse a las novedades que están por llegar es ya una necesidad, pero también una fuente de posibilidades que permite mejorar la calidad en el servicio ofrecido.

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