¿Pueden las criptomonedas adaptarse a las preocupaciones ambientales?
Las criptodivisas empiezan a tener conciencia ecológica.
La evolución de las reglas, las preocupaciones ambientales y la competencia de los bancos centrales amenazan con socavar muchos de los activos criptográficos de rápido crecimiento que están teniendo éxito ahora mismo en todo el mundo. Sin embargo, las criptomonedas están creando oportunidades para quienes pueden adaptarse y trabajar con ellas de una manera respetuosa con el medioambiente.
Europa y Estados Unidos están trabajando en la regulación de los activos digitales y sus proveedores, medidas bienvenidas por los inversores, que esperan que las nuevas reglas básicas animen a los inversores institucionales a participar, ya que la enorme incertidumbre regulatoria era un importante lastre para el desarrollo del espacio criptográfico.
Hace tan solo unos días, el nuevo presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, Gary Gensler, habló de proporcionar "orientación y claridad" al mercado, como un punto de inflexión en la manera en que se están produciendo y moviendo criptodivisas alrededor del planeta.
Un desafío para Bitcoin
Por su parte, la propuesta de la Comisión Europea se basa en lo que han llamado mercados de criptoactivos, o regulación MiCA, que regulará a las criptomonedas y sus proveedores de servicios en el marco territorial y legislativo de la Unión Europea. En concreto, se tratará de un nuevo sector bancario, con posibilidades de pasaporte, y orientado hacia una perspectiva de licencias de comercio de criptomonedas en toda la UE.
Junto con el marco regulatorio en evolución, algunos países, incluidos China, Gran Bretaña y Rusia, también están considerando lanzar sus propias monedas digitales de bancos centrales. Es probable que a eso le siga una legislación para gravar las ganancias, tal y como apuntan algunos expertos. Esa puede ser la sentencia de muerte para estas otras criptomonedas, aunque las monedas del banco central no paran de subir últimamente.
Dichas monedas de bancos centrales se desarrollaran de manera que sean muy fáciles de interactuar para el ciudadano medio y, por lo tanto, la mayoría de las monedas digitales utilizadas ahora mismo, como Bitcoin, probablemente perderían valor.
Es cierto que en los últimos años Bitcoin se ha erigido como la criptomoneda de referencia, y su valor de mercado ya ha superado los 100.000 millones de euros, muy por encima del valor de empresas globales tan conocidas como Microsoft o Netflix. Aun así, se espera que las criptomonedas emitidas por bancos centrales tengan un impacto limitado en Bitcoin en particular, debido a su oferta progresivamente limitada.
Una revolución ambiental
La creación de activos criptográficos deja una gran huella de carbono y cada vez se considera más insostenible para el medio ambiente. En los últimos tiempos se están encontrando fuertes argumentos para limitar la minería de criptomonedas por motivos ambientales, o al menos hacer que los mineros compensen de algún modo sus prácticas nocivas.
Sin embargo, todavía son muchos a los que no les preocupa lo más mínimo esa narrativa de la insostenibilidad. En cualquier caso, cada vez son más los grandes inversores que están totalmente concienciados con que la producción y las transacciones de criptomonedas deben ser lo más ecológicas posible, por lo que parece claro que el camino va hacia esa dirección.