Las trampas que suelen esconderse detrás de los créditos rápidos
Cuidado con las tarjetas de crédito y los “cómodos plazos”, en la mayoría de ocasiones los interesen suelen ser abusivos.
Aunque solemos intentar evitarlo, hay veces que no nos queda más remedio que pedir dinero prestado cuando se nos presenta un gasto imprevisto y nos pilla a fin de mes. Para eso nacieron las múltiples empresas de créditos rápidos y la fórmula de las tarjetas de crédito, para sacarnos del apuro con cantidades relativamente pequeñas sin tener que pasar por toda la maraña burocrática de los bancos.
Lo más normal es que, cuando vamos a pedir un préstamo, sea para algo gordo como un coche, abrir un negocio, la entrada de un piso… pero hay ocasiones en las que la cantidad de dinero que nos hace falta es pequeña y no sale a cuenta ir a nuestra sucursal de confianza para pedirlo.
Pero, cuidado, recurrir a las empresas de crédito rápido, o tirar del saldo de nuestra tarjeta de crédito puede ser peligroso, ya que muchas veces se nos aplican unos intereses desorbitados que no compensan el poco dinero que nos puedan prestar.
Tarjetas de crédito
Es uno de los productos estrella que ofrece cualquier banco cuando nos abrimos una cuenta, o que nos ofrecen cuando ya la tenemos abierta. La tarjeta de crédito es muy cómoda, ya que nuestro banco nos abre una línea de crédito adelantándonos una cantidad de dinero determinada. Es el clásico “cómprelo ahora y páguelo después”, ya que después esas compras hay que liquidarlas y el banco nos cobrará bastantes intereses por haberla utilizado.
Por supuesto, los bancos han sabido adelantarse y ofrecen un producto muy atractivo que sigue esa línea: las tarjetas de crédito al 0%. El funcionamiento es muy sencillo, durante un período de tiempo, el banco te permite usar tu tarjeta de crédito para hacer compras sin tener que pagar intereses.
Pero hay que tener mucho cuidado, porque si al acabar el período de la bonificación del 0% todavía nos quedan plazos por pagar, éstos ya irán penalizados con los intereses que tenga estipulados la entidad bancaria, y volveremos al lugar donde estábamos. No obstante, si planificamos bien los gastos, este tipo de tarjetas nos pueden salir muy rentables, ya que gastaremos sin tener que deberle nada al banco durante el tiempo que dure la bonificación.
Gastos y regalos
Otra fórmula común que nos ofrecen los bancos son las tarjetas de crédito con recompensas. Esto consiste en que, con este tipo de tarjetas, nuestro banco nos premia con un regalo como puntos de combustible, de viaje, descuentos en determinadas marcas, etc.
A priori suena fenomenal que te den regalos cada vez que usas tu tarjeta de crédito, sin embargo hay que tener mucho cuidado y solo cargar en la tarjeta gastos corrientes, ya que las tarjetas de recompensa solo te benefician si puedes liquidar todo el saldo disponible de cada mes. Por el contrario, si no lo haces, el banco de nuevo te cobrará altas comisiones sobre el saldo que todavía tengas disponible, y dejará de salirte a cuenta cualquier regalo que te den.
Ni que decir tiene que pedir un préstamo pequeño a cualquier empresa de crédito rápido puede salirnos muy caro. Este tipo de negocios está pensado precisamente para exprimir al consumidor aplicando tarifas de interés altísimas. Si nos hacen falta 1000 euros para comprar un sofá nuevo y pedimos un crédito rápido, es probable que tengamos que devolver 1200 o 1300 euros, muchísimo más que si se lo pedimos al banco.