¿Qué es el síndrome de burnout y cómo afecta a la sociedad actual?
Este trastorno emocional conecta el ámbito laboral con el personal, con importantes consecuencias para quien lo padece.
También conocido como el síndrome del trabajador quemado, es un trastorno emocional provocado por el estrés laboral que puede desembocar en ansiedad e incluso depresión. El término ha sido incluido oficialmente en la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades que elabora la Organización Mundial de la Salud (OMS), que entrará en vigor el 1 de enero de 2022.
Este organismo lo describe como un "síndrome resultante del estrés crónico del trabajo que no ha sido gestionado con éxito". Entre los síntomas que experimentan las personas que la sufren destacan el sentimiento de agotamiento, una reducción del rendimiento laboral y unos sentimientos negativos relacionados con el trabajo.
El síndrome de desgaste emocional, como se refleja en la nueva clasificación, está asociado al estrés crónico en el trabajo. Además, se caracteriza también por una despersonalización de las tareas, un desgaste emocional y físico, y una caída del rendimiento. Fue el psicólogo alemán Herbert J. Freudenberger uno de los primeros en describir los síntomas de agotamiento profesional y llevar a cabo un amplio estudio sobre el burnout.
En el caso del burnout se produce un importante daño por causas de exposición a riesgos psicosociales, organizativos o de ordenación del trabajo. En el actual entorno socioeconómico cada vez son mayores las exigencias en el ámbito laboral, principalmente aquellas que afectan al carácter emocional.
La autoestima del trabajador queda dañada de manera importante y llegan a autoevaluarse negativamente, lo que redunda en su producción laboral, así como con las personas con quienes se rodea. Si no están contentos consigo mismos, nunca podrán estarlo con los demás. Están agotados física y mentalmente y pagan cada día ese brutal desgaste.
Algunos de los síntomas más representativos de este síndrome son el sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia; poca realización personal, taquicardia, dificultad de concentración, agresividad, cefaleas, irritación o impaciencia, entre otras.
Conexión entre ámbito laboral y personal
Es importante destacar que esta alteración psicológica conecta directamente el ámbito laboral con el personal, con consecuencias también en la vida diaria fuera de la oficina.
Los empleados pueden sufrir esta enfermedad al enfrentarse durante un amplio período de tiempo a situaciones laborales que impliquen un estado de sobrecarga emocional (cuidado de personas enfermas o con grado de dependencia, por ejemplo), exceso de trabajo físico sin los recursos necesarios para hacerlo de manera correcta, horarios de trabajo largos o elevado nivel de exigencia.
El vertiginoso ritmo al que es sometido el trabajador, unido a las presiones por parte de la compañía, y a las prisas por hacer todo rápido y llegar a cumplir con las obligaciones diarias, generan agotamiento emocional, angustia y dolencias físicas y mentales.
Que una empresa no tenga trabajadores con este síndrome revierte positivamente tanto en la salud y calidad de vida de los empleados, como en la competitividad y eficacia de la misma. Si esto no se consigue, repercute negativamente sobre la organización, aumentando el absentismo, los incidentes y accidentes, la disminución de la calidad y la reducción de la productividad. Los resultados de la compañía disminuirán, por consiguiente.