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¿Qué significa que el precio del petróleo sea negativo por primera vez en la historia?

Una combinación de exceso de especulación con el “oro negro” y caída de la demanda por la crisis sanitaria logra que se vea lo nunca visto.

El pasado lunes, 20 de abril, el precio del petróleo se volvió negativo por primera vez en la historia. El barril de West Texas Intermediate cotizaba a -37,63 dólares por unidad. Esto es que, en lugar de comprar, se nos ofrecían 34,81 euros por hacernos con 159 litros de petróleo. Si es que éramos capaces de recogerlo, transportarlo y almacenarlo.

Aunque estamos acostumbrados a usar como referencia para el precio del petróleo el llamado Barril de Brent (en referencia al tipo de crudo extraído en el Mar del Norte), los estadounidenses usan el West Texas Intermediate (WTI) como referencia. El WTI opera en un mercado diferente del Brent, por lo que, aunque sus precios pueden influirse mutuamente, no existe una correlación directa entre la cotización de uno y otro. Pero este hecho ha causado enormes sacudidas en un sistema económico mundial que enfrenta día a día las consecuencias económicas de la pandemia sanitaria del Covid-19.

Si la baja demanda de petróleo que se espera debida a la ralentización de la actividad económica ya llevó a una guerra de precios entre los países de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y Rusia, que prefieren bajar los precios a reducir su producción. Sin embargo, el escaso consuno de petróleo que se prevé ha provocado que sea más rentable almacenar el petróleo que venderlo. Y lo ocurrido con el WTI es una señal de que la capacidad de almacenaje del mercado estadounidense es limitada, por lo que en la actualidad se está produciendo petróleo con el que no se sabe qué hacer en el futuro.

El petróleo ha dejado de ser un 'valor refugio'

Y es que la cotización negativa se ha dado en el mercado de futuros. Un mercado de futuros es un mercado secundario donde se pacta el precio de una materia prima en una fecha futura determinada. Esto es, se “apuesta” por la materia prima que se va a adquirir. Puede ser que en el mercado primario el precio resulte ser menor llegado el momento, por lo que habríamos pagado de más. O que sea mayor, por lo que habríamos comprado a un precio más ventajoso para nosotros y que, además, nos permitiría revender la mercancía más cara llegada la fecha pactada para adquirirla. Precisamente a esta última posibilidad juegan los especuladores, que intentan acaparar opciones de futuros baratas para venderlas caras en el presente.

Muchos especuladores usaban el petróleo como llamado “valor refugio”, una inversión segura que siempre se podría colocar llegado el momento a refinerías y a empresas energéticas porque… ¿cuándo ha dejado de hacer falta el petróleo?

Pues resulta que en estos momentos no hace tanta falta el petróleo como antes. De hecho, sobra. En el caso de los compradores “normales” esto es preocupante pero no especialmente grave. Almacenan el excedente del petróleo en sus instalaciones y esperan a darle salida más adelante. Pero ¿qué ocurre en el caso de los especuladores? Pues que la práctica totalidad de ellos no disponen de los medios, ni de la infraestructura para recoger en Oklahoma lo pactado en el mercado de futuros cuando toque, transportarlo y almacenarlo en condiciones de seguridad. Y en el caso del mercado del WTI, no hacerlo supone enfrentarse a multas enormemente cuantiosas. Así, los especuladores, que no tienen mayores infraestructuras que sus propias oficinas, están viendo que se acerca el 20 de mayo y no van a poder revender sus opciones sobre el petróleo texano, ni mucho menos ir a recogerlo y almacenarlo.

En un movimiento desesperado empezaron a bajar el precio de sus opciones, para ver si era posible revenderlo perdiendo dinero. Pero la baja actividad provocada por el coronavirus no lo hace especialmente apetecible. Así que los especuladores están pagando porque alguien se haga cargo del petróleo que prometieron comprar pero que, en realidad, no pueden adquirir.

Más allá de los apuros en los que los que se han metido quienes especulaban con el petróleo estadounidense, estos precios tan bajos también suponen unos serios nubarrones en el horizonte para la propia economía estadounidense y la de los países cuyas economías dependen en gran parte del devaluado “oro negro”, como Rusia, Irán, Venezuela y las monarquías del Golfo Pérsico, especialmente Arabia Saudí, que usaba los enormes beneficios petroleros para jugar a superpotencia en su región. Nubarrones económicos que pueden traducirse en tormentas geopolíticas en un futuro no muy lejano.

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