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La recuperación tras la pandemia no acabará con las desigualdades

Aunque la economía se repondrá del batacazo de la pandemia, la desigualdad social será una de sus cicatrices.

La pandemia de coronavirus ha supuesto un cataclismo económico en todo el mundo. Especialmente afectados se han visto los países industrializados de Europa y Norteamérica, que ahora luchan para volver a la senda del crecimiento, reactivar toda la producción que han perdido durante el último año y regresar a la actividad económica previa al desastre ocasionado por el virus.
Después del golpe pandémico, la economía de Europa en general, y la de la zona euro en particular, deberá afrontar otro golpe durante este año. El virus no acaba de erradicarse, y las constantes oleadas con repuntes de casos están dificultando muchísimo la recuperación económica del continente.

La tormenta aún no ha pasado

A esto hay que añadirle que el ritmo de vacunación está siendo menor del esperado, y los previsibles efectos negativos que acarreará el Brexit cuando finalmente se haga efectivo. Incluso las previsiones económicas más optimistas están retrayéndose en sus augurios sobre el producto interior bruto, lo que augura que, aunque la recuperación va a llegar tarde o temprano, Europa tendrá que pagar una consecuencia de importante magnitud: la de la desigualdad social
Por el momento, en lo que parece que todos los expertos están de acuerdo, es en que en este inicio de 2021 se está repitiendo la recesión que tuvo lugar a principios de 2020 aunque, insisten, es mucho menos grave ya que no está habiendo medidas tan severamente restrictivas como el confinamiento domiciliario. En las próximas semanas el Banco Central Europeo se reunirá para analizar la situación y vertebrar una serie de programas de apoyo que amortigüen la caída y alivien la presión sobre los estados que han adquirido mayor deuda.

Europa a dos velocidades

La enorme incertidumbre sobre el camino que finalmente tomará la economía en medio de este tira y afloja de restricciones y aperturas, está dejando al aire las desigualdades sociales en Europa. Gracias a los paquetes de ayudas ya aprobados por la Unión Europea, los estados miembros han recibido más de 700.000 millones de euros de los fondos comunitarios, que irán destinados a ayudas, pagas, subsidios y créditos para los más desfavorecidos. Sin embargo, los expertos avisan de que no es suficiente, y llaman a llevar a cabo reformas de más calado social.
La contracción económica que aún arrastra Europa desde la explosión de la pandemia hace poco más de un año, está afectando con más virulencia a aquellos países que no son capaces de producir bienes que satisfagan la demanda interior. Tanto gobiernos como empresas están acudiendo al mercado internacional a comprar solo lo esencial para subsistir, aguantando el temporal mientras esperan que las vacunas inmunicen a la mayor cantidad de población posible.
Esto deja en evidencia grandes diferencias entre países. La UE está intentando reducirlas financiando proyectos en las regiones más deprimidas económicamente, sobre todo en zonas rurales y parcialmente despobladas. Tampoco se puede obviar la división este-oeste, donde la Europa oriental tiene muchos más problemas de desarrollo que la Europa occidental. De momento, los fondos comunitarios como el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), intentan reducir la brecha mientras esperan que la tormenta pase.

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