La receta del FMI para salir de la crisis del coronavirus
El organismo internacional da un giro a sus tesis económicas y, ante lo que denomina la mayor crisis económica desde la Gran Depresión, apuesta por un aumento del gasto público y una relajación en las condiciones de deuda
Las consecuencias económicas del coronavirus también han pillado al Fondo Monetario Internacional (FMI) en fuera de juego. En abril, ha tenido que publicar una revisión -y no precisamente para mejor- de sus perspectivas para la economía mundial en 2020 ante el “desastre insólito” que ha supuesto la pandemia del Covid-19. El título de esta marcha atrás es muy revelador. Lo han llamado El Gran Confinamiento.
“El mundo ha cambiado radicalmente en los tres meses transcurridos desde la publicación de nuestra última actualización de Perspectivas de la economía mundial en enero”, explica Gita Gopinath, Consejera Económica y Directora del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI), en un resumen del informe.
Pese a esta revisión drástica, en su resumen, Gopinath no para de repetir que esta crisis sigue envuelta en una gran “incertidumbre”. Dado que todavía no se sabe ni cuándo ni cómo se va a detener la crisis sanitaria, es muy complicado saber a ciencia cierta, o hacer previsiones precisas, de las consecuencias económicas del coronavirus.
Múltiples crisis que van a provocar la mayor recesión en casi 100 años

Previsiones FMI 2020
El organismo internacional habla de “crisis múltiples: una crisis sanitaria, otra financiera y un derrumbe de los precios de las materias primas, que interactúan de complejas maneras”. Esta suma de catástrofes provocarán, por lo menos, una caída del 6% en el PIB mundial en 2020. Aunque podría llegar a ser incluso peor.
Al ser un dato global se maquilla un poco el resultado que se prevé tenga la riqueza de las economías más desarrolladas, que podría ser un poco superior (6,1%). La caída no es mayor, en gran parte gracias a que se incluye a Corea del Sur, que el FMI tiene previsto que solo retroceda un 1,2%. En el lado opuesto de la balanza se colocaría la Zona Euro, con un desplome del 7,5%. Según esta nueva previsión, el PIB español caería un 8% y el italiano un 9,1%, convirtiéndose en los países ricos a los que más va a golpear la crisis.
“Se trata de un recorte de 6,3 puntos porcentuales con respecto a enero de 2020, una revisión importante en un período muy corto. Así, el Gran Confinamiento se convierte en la peor recesión desde la Gran Depresión [de 1929], dejando muy atrás a la crisis financiera mundial [de 2008]”, asegura Gopinath. El informe afirma que habrá una importante recuperación en 2021, aunque no se recuperará todo lo perdido en 2020.
Medidas ante el miedo a la
Ante este escenario y el miedo a la “desglobalización”, el FMI ha dado un giro a sus recetas para salir de la crisis. Muchas veces visto como uno de los pilares del sistema económico liberal tras la II Guerra Mundial, el organismo internacional apuesta porque los países aumenten su gasto público y los acreedores suavicen sus condiciones ante sus deudores. Apostando por lo que se podría considerar lo opuesto a las propuestas de la crisis de 2009, donde se pedía limitar el gasto y condiciones duras para el endeudamiento de los distintos países en crisis.

Comparación del coronavirus y el Crack del 29
Las propuestas del FMI en abril de 2020, para luchar contra las negativas consecuencias económicas del coronavirus son:
- Las autoridades tendrán que garantizar que la gente pueda cubrir sus necesidades y que las empresas puedan reactivarse una vez que hayan pasado las fases agudas de la pandemia.
- Gasto público: los países deben seguir destinando abundante gasto a sus sistemas sanitarios, realizando pruebas de detección generalizadas y absteniéndose de aplicar restricciones comerciales a los suministros médicos.
- Solidaridad mundial: debe haber un esfuerzo mundial para garantizar que los países tanto ricos como pobres tengan acceso inmediato a las terapias y vacunas que se desarrollen.
- Importantes políticas fiscales, monetarias y financieras que ya muchas autoridades han adoptado de manera oportuna y focalizada —como garantías de crédito, servicios de liquidez, períodos de gracia para los préstamos, ampliaciones del seguro de desempleo, prestaciones reforzadas y exoneraciones fiscales—.
- Planes para la recuperación: las políticas deben pasar rápidamente a apoyar la demanda, incentivar la contratación en las empresas y sanear los balances en los sectores privado y público a fin de contribuir a la recuperación.
- Un estímulo fiscal coordinado entre los países que disponen de espacio fiscal potenciará las ventajas para todas las economías.
- Pago de deudas: es posible que las moratorias de los reembolsos de deuda y la reestructuración de la deuda deben continuar durante la fase de recuperación.
- Para respaldar el gasto necesario en los países en desarrollo, los acreedores bilaterales y las instituciones financieras internacionales deben proporcionar financiamiento concesionario, donaciones y alivio de la deuda.
Atajar la crisis sanitaria para disipar la incertidumbre
EL FMI ve con muy buenos ojos las medidas adoptadas por los distintos gobiernos y es consciente de que lo primero es frenar la propagación de la enfermedad y atajar la crisis sanitaria. “Los países están logrando contener el virus gracias a las prácticas de distanciamiento, las pruebas de detección y el rastreo de los contactos, al menos por ahora, y puede ser que los tratamientos y las vacunas se desarrollen más pronto de lo previsto”, apuntan desde el organismo.
La situación es crítica. “La pérdida acumulada del PIB mundial en 2020 y 2021 debida a la crisis de la pandemia podría rondar los USD 9 billones, cifra mayor a la que representan las economías de Alemania y Japón juntas” y golpeará especialmente a países como España e Italia en los que el “crecimiento depende del turismo, los viajes, el hospedaje y el entretenimiento”. La incertidumbre es el factor común de todos los análisis, por eso el FMI apuesta por la solidaridad económica mundial, el aumento del gasto público y una relajación en las condiciones de deuda.