Los planes de pensiones siguen sin despegar
Los bajos tipos de interés y las altas comisiones han mermado la rentabilidad de los planes de pensiones privados. Aún así, los expertos ven motivos para este tipo de ahorro para la vejez.
Las pensiones públicas son una preocupación en la Europa del Estado del Bienestar. España se coloca en el pódium: en 2050 se estima que habrá 76 jubilados por cada 100 trabajadores y gozamos de una de las mayores esperanzas de vida combinada con una bajísima natalidad. Actualmente, en nuestro país hay 8,86 millones de pensiones por 19,8 millones de trabajadores. Como indica el experto financiero Martín Huete “el sistema piramidal va a explotar”.
Pese a este riesgo evidente, los planes de pensiones no triunfan en España. Tienen más de 25 años de historia, pero siguen sin atraer el ahorro de los españoles, que prefieren mantener su dinero en depósitos bancarios al 0 %. Y eso que el 98 % de la población consultada en distintas encuestas se fía poco de la viabilidad del sistema público de pensiones. ¿Qué pasa entonces? ¿Por qué no se deciden a ahorrar más en este producto especialmente diseñado para la jubilación?
Las causas que manifiestan los expertos son variadas. Los planes de pensiones son el único producto que permite reducir el pago de impuestos en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) pero ya se han producido recortes a las ventajas iniciales y en el horizonte hay dudas que se mantengan con un Gobierno de PSOE y Unidas Podemos. Por tanto, su atractivo fiscal depende siempre del partido político de turno.
Además, sus rentabilidades han sido bajas, en gran parte por culpa de unas comisiones muy elevadas que favorecían a los grupos financieros que los comercializan. Tampoco están expuestos a la competencia de los planes de pensiones de otros países. Hasta hace bien poco era imposible sacar el dinero antes de la jubilación y solo se contemplaban supuestos de muerte, enfermedad grave o paro de larga duración.
Y se condiciona su definitivo despegue al impulso de planes de pensiones de empleo donde el trabajador sea “invitado” a ahorrar para la jubilación con el apoyo de su empresa y de las administraciones públicas como ha ocurrido en otros países, especialmente el Reino Unido.

Pensiones por país
Con los últimos datos disponibles a cierre de septiembre de 2019, los planes de pensiones cuentan con un patrimonio de 113.000 millones de euros en manos de unos ocho millones de españoles. La cifra puede parecer abultada, pero contrasta con los 900.000 millones de euros que se mantienen parados en depósitos bancarios que hoy por hoy no dan ninguna rentabilidad o con los 363.000 millones en fondos de inversión.
De los 113.000 millones de euros que los españoles tienen ahorrados en planes de pensiones, 77.000 millones pertenecen al sistema individual, es decir, aquellos que nos ofertan bancos y firmas de inversión y que compramos libremente. Otros 36.000 millones se han ahorrado por el sistema de empleo, promocionados por las empresas a sus trabajadores y a los que las compañías suelen aportar como parte de la retribución al empleado. Estos últimos son los que los expertos creen que hay que impulsar.
Planes individuales o planes de empleo
Los planes de pensiones tienen un funcionamiento sencillo. Cada año o cuando se desee, el ahorrador destina una cantidad a su plan, eligiendo el que más se ajuste al nivel de riesgo que quiera correr. Pueden ser planes de renta fija (bonos), renta variable (acciones), con capital garantizado, internacionales a los que afecta la marcha de las divisas, por ejemplo el dólar, la libra o el yen, etcétera. Y también fondos mixtos cuya cartera está compuesta por bonos y acciones. Una vez elegido el plan, su ahorro se suma al de cientos o miles de personas y un equipo gestor se encarga de invertir ese capital en busca de la mayor rentabilidad posible. Lógicamente dependerá del acierto de los gestores para lograr más o menos ganancia, que se debe comparar siempre con los fondos de pensiones de su misma categoría.
Hay una clara distinción de las rentabilidades entre los planes de pensiones individuales y los de empleo y en ello tienen mucho que ver las comisiones. Así, la ley establece unas comisiones máximas. El límite máximo es el 1,5 % en la comisión de gestión y del 0,25 % anual en la de depósito aplicadas al patrimonio. Tras las rebajas que hizo el Gobierno conservador de Mariano Rajoy, en la actualidad los planes de pensiones de renta fija pueden cobrar como máximo un 0,85 % en comisión de gestión anual y los mixtos de renta fija, un 1,3 %, mientras que los de renta variable pueden cobrar hasta el 1,5 %.
José Luis Manrique, director del Observatorio Inverco, explica que las comisiones medias en los planes individuales se sitúan en el 1,10 %-1,15 %, mientras que en los planes de empleo se sitúan en el 0,8% de media. “Esto se explica porque los planes de empleo no tienen que soportar los costes de distribución, que son elevados”, explica.
La rentabilidad de los planes de pensiones con sus fondos que materializan esa inversión debe mirarse en el largo plazo. Así, la ganancia media anual de los planes de empleo ha sido en 25 años del 4,48 %, frente al 3,79 % anual de los planes individuales. Tomando una perspectiva de 10 años, los planes de empleo rentan el 3,98 % frente al 3,23 % y a cinco años los de empleo lograron un 2,78 % de ganancia anual que contrasta con el 2% de los individuales. Manrique destaca que, aunque las rentabilidades no son elevadas, “se consigue en todos los periodos cubrir la inflación, por lo que el ahorrador en planes de pensiones no ha perdido poder adquisitivo con esta inversión”.
La mayor rentabilidad
Martín Huete, cofundador del gestor automatizado Finizens, defiende los planes de pensiones que se basan en la gestión pasiva. La gestión pasiva consiste en ligar la cartera del fondo a un índice (sea de Bolsa o de renta fija) y al no haber intervención de personas se cobran unas comisiones mucho más bajas que, acumuladas año tras año, revierten en una mayor ganancia para el ahorrador. De media, estos planes de pensiones automatizados cobran en total en torno al 0,7 % anual sobre el patrimonio.
“Los planes de pensiones individuales han estado cautivos en manos de la distribución bancaria y era casi imposible trasladar el dinero a otro plan de pensiones. Nuestro modelo de gestión pasiva con bajas comisiones no es el paradigma perfecto, pero gracias a los menores costes ofrecemos históricamente rentabilidades mayores”, comenta Huete.
Una visión más positiva ofrece Marta Díaz-Bajo, directora de análisis de fondos de atl Capital Patrimonios: “Hasta hace dos años, la gama de fondos de pensiones era mala y no se ponía mimo en la gestión. Las cosas han cambiado con la limitación de las comisiones máximas, que aún pueden bajar algo más. Se echa en falta la competencia de gestoras extranjeras. Además, ahora es posible rescatar los planes de pensiones en 10 años”, indica la experta.

Pensiones instrumento inversor
Por ello, los expertos piden que se seleccionen bien los fondos y aunque rentabilidades pasadas no supongan ganancias futuras, hay que analizar la historia del fondo y traspasarlo a otra entidad si no se está conforme con el resultado obtenido. El traspaso entre fondos de una misma gestora o a otras distintas es posible y no tiene ninguna penalización de impuestos. Para Díaz-Bajo al igual que José Luis Manrique confían en que la Administración fomente los fondos de pensiones dándoles mayor flexibilidad y llegando a un acuerdo con las empresas para impulsar los de empleo.
Una de las grandes ventajas de los planes de pensiones es que desgravan, o sea, permiten reducir todos los años el pago de impuestos. Eso sí, cuando se cobran, una vez jubilado, el dinero que se percibe entra a formar parte de las rentas del trabajo y se suma con la pensión pública si la hubiera.
¿Ventajas fiscales?
Por ello, la ventaja fiscal de los planes de pensiones se considera un diferimiento en el pago de imuestos. Ahora, el ahorrador paga menos pero, cuando se jubile y, en teoría, tenga rentas más bajas, pagará por ese dinero a Hacienda. Unidas Podemos ha manifestado su intención de reducir o eliminar la desgravación en los planes de pensiones y José Luis Manrique, desde el Observatorio Inverco, le consta que esta posibilidad hoy en día “se está mirando”. Eliminar la desgravación o reducirla mucho sería para Manrique un golpe difícil de soportar para los planes de pensiones.
Así, hay que distinguir entre el régimen fiscal de las aportaciones al plan y el de las cantidades percibidas cuando llega la jubilación, desempleo de larga duración o enfermedad grave, además de la nueva posibilidad de rescatar el plan transcurridos 10 años. Las aportaciones realizadas por el partícipe en un plan de pensiones, incluyendo las contribuciones del promotor –caso de un plan de empleo- que le hubiesen sido imputadas en concepto de rendimiento del trabajo, podrán reducirse en la base imponible general del IRPF de dicho partícipe, con un límite de 8.000 euros anuales por persona. Hace años, se permitía hacer aportaciones mayores sobre todo a las personas con más de 50 años pero, este beneficio, para los que están cercanos a la jubilación, terminó desapareciendo.
Para calcular cada límite, computan conjuntamente las aportaciones a planes de pensiones y a otros sistemas de previsión social (mutualidades de previsión social, planes de previsión asegurados, planes de previsión social empresarial y los seguros de dependencia). Las aportaciones que no hubieran podido ser objeto de reducción en la base imponible de un ejercicio podrán reducirse en los cinco ejercicios siguientes, en los casos previstos.
Por último, cuando la prestación se hace de golpe y no de forma periódica, podrá deducirse en un 40 %, a los efectos de su integración en la base imponible como rendimiento del trabajo.
Uno de los problemas que también ha impedido el despegue de los planes de pensiones es la imposibilidad de disponer del dinero. Hasta el año pasado, solo existían unos pocos supuestos en los que un ahorrador podía usar esos ahorros: jubilación, desempleo de larga duración, enfermedad grave, fallecimiento, dependencia e incapacidad laboral.
Pero el pasado año se aprobó la posibilidad de rescatar las aportaciones en planes de pensiones con 10 años de antigüedad, tras la reforma del Reglamento de Planes y Fondos de Pensiones. Este rescate se podrá llevar a cabo a partir de 2025. El ahorrador podrá rescatar parte o todo el importe de su plan de pensiones siempre que sus participaciones tengan esa antigüedad de al menos diez años. Así, las aportaciones realizadas después de 2015, se podrán rescatar según se vayan cumpliendo los 10 años: en 2026 las realizadas en 2016, en 2027 las realizadas en 2027 y así sucesivamente.
Afecta a todo tipo de planes de pensiones, sean individuales, de empleo, etcétera. Eso sí,en el caso de los planes de pensiones de empleo, es necesario que esté recogido en las especificaciones del plan.
Díaz-Bajo, de atl Capital Patrimonios, apunta aún a una mayor flexibilidad para el ahorro de jubilación y consideraría una buena medida que los propios fondos de inversión pudieran ser utilizados como planes de pensiones siempre que el ahorrador se ajustase a su normativa. “Daría una gran flexibilidad al producto, ya que existe muchos más fondos de inversión que planes de pensiones y se ampliaría la oferta y la competencia”, explica.
* Este artículo salió publicado en Muy Negocios & Economía 2.