Muy Interesante

¿Por qué protestan los agricultores españoles?

Son muchos los factores y motivos que han llevado a los productores agrícolas españoles a salir a las calles y manifestarse. Hay desde motivos sectoriales, hasta causas de política internacional pasando por la formación de un nuevo Gobierno.

La desigualdad que sufren los agricultores está “provocada mayormente por las grandes distribuidoras que abusan de su trabajo imponiendo una dictadura de precios a la baja que es el principal problema que tiene este sector”, afirmó Pepe Álvarez, secretario general de UGT, en su blog el 31 de enero de 2020. Visto así, parece que los motivos de las protestas de los productores son sencillos y los responsables están claros. En cuanto se escarba un poco todos los implicados confirman que no lo es.

¿Por qué ahora?

Lo primero que dicen, tanto las asociaciones que están protestando como las asociaciones de distribución, es que el problema no es tan sencillo ni es algo de ahora. La explicación más extendida en enero de 2020 se han dado un cúmulo de circunstancias que han favorecido el que estallen las protestas. Las más importantes:
  • Se han dado malas cosechas en el aceite y el sector de la fruta, dos de los más potentes de la agricultura española.
  • La formación del nuevo Gobierno ofrece un interlocutor con capacidad de mediar y tomar decisiones tras muchos meses de parálisis política. 
  • Las políticas proteccionistas de Donald Trump y la imposición de aranceles han apuntado directamente al sector agrícola español. 
  • Se está negociando la Política Agraria Común (PAC) en la Unión Europea y el ministerio de Agricultura tiene que hacer un Plan Estratégico Nacional para los próximos años.
Todas las partes destacan que es una situación que se viene calentando desde hace años. Pese a que todos creen que la Ley de Cadena Alimentaria, que sacó el Gobierno de Mariano Rajoy en 2013, fue pionera y sentó las bases para tener un sistema de producción y distribución mejor, también están de acuerdo en que se quedó corta y necesita ser actualizada. Durante los años de la crisis hubo gran cantidad de recortes en el ministerio para estudios de seguimiento del sector y muchos datos se han quedado desfasados.

Quién se está manifestando

Como comentaba Pepe Álvarez en su blog, los más perjudicados por esta situación son los pequeños y medianos terratenientes, algo que confirman las asociaciones de distribución. “Los que se quejan de los supermercados son los que no les venden”, asegura Ignacio García Magazo, director general de ASEDA, principal asociación de distribuidores de España.
Los pequeños y medianos agricultores tienen menos poder de negociación y se ven más afectados por las oscilaciones del precio de los productos cultivados que los grandes explotadores. Los grandes explotadores venden más cantidad y son capaces de seguir ganando dinero pese a reducir la diferencia entre el precio al que venden el producto y lo que les cuesta cultivarlo.

Qué están pidiendo

La reclamación principal de los agricultores es que se tomen medidas para que los precios a los que venden sus productos no pueda ser inferior al de sus costes. Los agricultores acusan a las grandes distribuidoras de tirar los precios del producto original, sobre todo cuando compran grandes cantidades a grandes productores.
También acusan a los supermercados de tener una “obsesión por el precio”, según Diego Juste, de la Unión de Productores Agrícolas (organización dependiente de UGT). Además, aseguran que mientras que la Ley de la Cadena Alimentaria ayuda para hacer un seguimiento de lo que se paga por los productos y en España la trazabilidad física es muy buena, “falta de transparencia a la hora de saber de dónde vienen los precios. No se sabe cuánto cuesta cada uno de los pasos”, asegura el sindicalista.
El control de los precios no es fácil. Según la normativa internacional de la Organización Mundial de Comercio y de la Unión Europea puede acarrear sanciones para España. Además, uno de los problemas que tiene el sector es que los costes de los productores oscilan mucho de una campaña a otra y es complicado valoraros, mientras que los costes de los otros eslabones de la cadena son más o menos fijos. Por eso, otra de las medidas que piden es una redistribución más equitativa del precio final del producto.
“Es muy lícito que la agroindustria y la distribución quiera ganar dinero, pero debemos partir de unos precios mínimos, aunque nos sea un precio fijo si se pueden poner referencias”, afirma José Manuel de las Heras, coordinador estatal de Unión de Uniones, otra importante organización de agricultores.

Qué dicen las grandes distribuidoras

Las grandes distribuidoras, se defienden de las acusaciones y aseguran que “el problema de los precios de origen responde a los propios mercados en origen y no a los procesos sucesivos de comercialización”, según las declaraciones de Aurelio del Pino, presidente de ACES, la otra gran asociación de distribuidores.
“Comparar los precios de origen y destino olvidando todos lo que sucede entre medias es desconocer la realidad de nuestra economía y del sistema de la cadena de valor, y obviar el valor del trabajo de todos los procesos y profesionales que intervienen a lo largo de la cadena”, continua Pino.
“No nos sentimos los causantes del problema, pero podemos ser parte de la solución”, opina García Magazo; “los distribuidores tienen el margen más pequeño de toda la cadena. Tenemos tanta competencia que ajustamos mucho los precios. Nosotros no ganamos dinero con el margen de los productos sino con la rotación de los mismos”.
Según García Magazo, los supermercados sacan más dinero vendiendo muchos productos con poco margen pero rápido, que vendiendo productos con mucha diferencia entre el precio al que lo compran y el precio al que lo venden.
“Es verdad las dos cosas, que los precios son eficientes y que hay un eslabón más débil”, añade sin reparos. Para él, hay dos posibles soluciones: que los productores se agrupen en cooperativas grandes y tiene mejor capacidad de negociación o buscar una estabilidad en las relaciones comerciales mediante contratos con un precio pactado y aceptado por todas las partes.
Para ellos el principal problema en estos momentos es el mensaje que se está dando. “Explicar el incremento porcentual genera inquietud”, afirma García Magazo. “Un limón en un árbol a 200 kilómetros no puede valer lo mismo que cuando éste se encuentra a disposición del consumidor en un establecimiento a menos de un minuto de su casa”, sentencia por su parte el presidente de ACES.

La ventana a un mundo en constante cambio

Muy Interesante

Recibe nuestra revista en tu casa desde 39 euros al año

Suscríbete
Suscripciones a Muy Interesante
tracking