Muy Interesante

¿Estamos mejor o peor preparados para la crisis que viene?

El sector privado está mucho mejor que en 2008, pero no puede esperar apoyo del Estado, que ha multiplicado su deuda casi por tres.

Las tensiones geopolíticas de los últimos años (guerra comercial EEUU-China, Brexit) han terminado con un ciclo de varios años de fuerte crecimiento que había dejado atrás una de las mayores crisis económicas de la historia. Los ciudadanos aún tienen muy presente la dureza de la reciente crisis, aquella que comenzó en el verano de 2007, en Estados Unidos, con el desastre de las hipotecas subprime (hipotecas concedidas a personas que difícilmente iban a poder pagarlas) y que, en España, tardó en llegar un año más.
Hoy parece claro que lo mejor ha quedado atrás y el debate es si va a darse una desaceleración o una recesión. En este contexto, parece pertinente la pregunta de si estamos mejor o peor preparados que en la anterior crisis. En España, la conclusión es muy clara: las empresas y las familias tienen una situación financiera mucho más solvente que en 2008, pero las cuentas públicas están mucho peor. Esto significa que el sector privado tiene más capacidad para soportar el viento en contra, pero que no puede esperar mucho apoyo del Estado.
En 2008, el conjunto de la economía española debía 2,6 billones de euros, de los que 1,67 billones se los prestaban desde el extranjero. A finales de agosto pasado, ese endeudamiento había subido hasta 2,8 billones y, además, había aumentado la deuda externa hasta 2,1 billones.
Sin embargo, cuando se mira cómo se conforma ese endeudamiento, se aprecia un comportamiento radicalmente diferente entre el sector público y el privado. Las empresas deben ahora 895.000 millones, un 29 % menos que a finales de 2008. A la vez, las familias han aprovechado para reducir su deuda en un 22,4 %, hasta 705.000 millones.

Lo que debe cada persona

me5e2064045cafe86eb642d997

evolución economía crisis

Mientras tanto, el conjunto de las administraciones públicas ha pasado de deber 440.000 millones de euros en 2008 a 1,2 billones, lo que supone un aumento del 172 %. Cuando se analiza en términos de PIB o de renta per cápita se ve más claro el rastro que la crisis ha dejado en las cuentas públicas. En 2008, la deuda pública total equivalía al 40 % del PIB y hoy supone el 99 %. En aquel momento, así, cada español debía 9.511 euros por cuenta del Estado, cuando hoy debe 25.717 euros. La enorme diferencia de comportamiento entre lo público y lo privado tiene sentido.
En periodos de fuerte expansión, la recaudación se impulsa hasta alcanzar superávit, como pasó en España en 2007, donde las cuentas públicas presentaron un saldo positivo del 1,9 % del PIB. Por el contrario, las empresas y las familias, en los períodos de bonanza, aprovechan para invertir en la compra de activos duraderos, como son oficinas y viviendas.

Déficit público

En periodos de crisis, y más si es consecuencia de un exceso de endeudamiento, como lo fue en la anterior, la reacción lógica del sector privado es tratar de amortizar deuda. Las empresas y familias han reducido su deuda en más de 570.000 millones de euros en poco más de 10 años, mientras que las administraciones públicas la aumentaron, sin embargo, en 760.000 millones. Este crecimiento es consecuencia de continuos déficits públicos que se deben a que, en los periodos de crisis, bajan los ingresos por impuestos, mientras que aumenta la demanda de gastos sociales, como el del paro. El gasto en prestaciones por desempleo, que este año rondará los 17.500 millones de euros, llegó a superar los 34.000 millones en 2010.
En 2007, el último año de miel y rosas, España producía 1,07 billones de euros y empleaba a 20,7 millones de personas, cifra que nunca más se ha vuelto a alcanzar, y aún tenía 1,9 millones de parados, lo que suponía una tasa del 8,6 %. Actualmente, España produce 1,22 billones de euros, da trabajo a 19,56 millones de personas y aún buscan empleo otros 3,2 millones, una tasa de paro del 13,9 %.
En este camino de casi 12 años, España estuvo a punto de reducir su PIB por debajo del billón de euros en 2013, año en el que 6,3 millones de personas se encontraban sin trabajo, lo que suponía una tasa de desempleo del 26,9 %. Ese fue el momento más dramático de la crisis económica española. En poco más de cinco años, 4,3 millones de personas se habían ido al paro, lo que suponía que demandaban prestaciones, no contribuían a la Seguridad Social y hacían gastos de supervivencia.
La crisis tan profunda ha dejado patente su huella en las cuentas públicas en forma de incremento de la deuda, como ya hemos señalado. El ajuste de cuentas en el sector privado ha quedado anotado en los balances de los bancos, que son una consolidación virtual de la economía privada. Una parte importante de los 570.000 millones de euros de menor deuda que tienen empresas y familias la han tenido que asumir los bancos en forma de activos adjudicados (inmuebles y casas), que se han tenido que quedar a precios hinchados y en créditos impagados, bien sea por quiebras o por quitas en concursos de acreedores.
La crisis económica española tenía mucho que ver con un crecimiento desorbitado del sector inmobiliario, que se financió en su práctica totalidad con deuda. Esto llevó a una burbuja inmobiliaria sin precedentes, de manera que los precios del suelo y de la vivienda se habían disparado. Así, 12 años después han desaparecido buena parte de las inmobiliarias que se llevaron por delante a las cajas de ahorros y al Banco Popular, que fue el último en caer en 2017 arrastrado por su exposición a este sector. El Estado ha tenido que poner 65.000 millones de euros para el saneamiento de las cajas y asumir el control y la propiedad de Bankia.

Sector financiero

Aunque no se sabe cómo será la próxima crisis, lo que sí está claro es que España cuenta hoy con unas empresas y unas familias en mejor situación financiera. Además, la burbuja del sector inmobiliario ha desaparecido. El sector financiero está mucho más sano después de importantes incrementos de capital y una durísima reestructuración, que ha supuesto una reducción de plantillas y oficinas de casi el 40 % en estos 12 años.
El sector público, con un endeudamiento del 100 % y un déficit estructural del 2 %, tiene poco margen para actuar ante nuevas situaciones de shock y para apoyar al sector privado, como hizo en la crisis pasada. Ahora, la enorme suerte que tiene España es que todo el mundo está concienciado en dar su apoyo para que no se dé otra crisis, y el euro ya no está en discusión. La Unión Europea va a ser flexible con los criterios de deuda y déficit, y el BCE hará todo lo que esté en su mano. De lo contrario, la deuda pública de 1,2 billones y la gran dependencia del exterior para financiar esa deuda son una bomba de relojería.
Artículo original publicado en el número 2 de la revista MuyNegocios&Economía

La ventana a un mundo en constante cambio

Muy Interesante

Recibe nuestra revista en tu casa desde 39 euros al año

Suscríbete
Suscripciones a Muy Interesante
tracking