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Los retos de la internacionalización de las empresas (y marcas) españolas

Para fomentar el crecimiento del tejido empresarial español, el enfoque cualitativo y la diferenciación de la imagen de marca serán esenciales durante la próxima década.

Acaba de dar comienzo el año 2020 y, con la mirada puesta en el comienzo de una nueva década, resulta conveniente dedicar un tiempo para hacer balance y reflexionar sobre los retos y oportunidades que nos esperan en los próximos meses (y, de forma más ambiciosa, los próximos años). Desde el Foro de Marcas Renombradas Españolas, nuestra atención se centra en el apoyo al crecimiento cualitativo del tejido empresarial español, especialmente desde la perspectiva de una expansión internacional sostenible y de calidad, es decir, aquella que se apoye en factores de competitividad distintos del precio.

Durante los últimos años, hemos asistido a una evolución muy positiva. Tras unos años de estancamiento marcados por la última crisis económica, las empresas españolas han intensificado sus estrategias exteriores y, como consecuencia directa de este hecho, las exportaciones han seguido creciendo en 2019, alcanzando máximos históricos. Las expediciones de bienes y servicios españoles han crecido de forma continuada alrededor de un 2 por ciento mes a mes. Todo un reto, considerando el contexto económico y político ciertamente frágil y convulso. Las empresas españolas han logrado interiorizar que la expansión exterior supone una apuesta estratégica y nunca más coyuntural en términos de crecimiento y competitividad.

¿Podemos ser optimistas de cara a los meses venideros? ¿Cuáles son los retos y oportunidades que afrontan las empresas españolas desde la perspectiva de internacionalización?

A pesar de que estemos en el camino correcto, la empresa –y, por ende, la marca– española ha de seguir ahondando en la consolidación de su proyección al exterior. El tamaño, la diversificación geográfica y la diferenciación forman una particular base triangular en la que han de apalancar sus próximos pasos las empresas de todo el conjunto de las industrias y sectores en nuestro país. Esto cobra especial importancia a la luz de la actual situación sociopolítica en el mundo, que seguirá marcada por la tendencia continuista de algunos de los retos globales que ya hemos podido observar en los últimos tiempos.

Asimismo, el comercio internacional, muy dependiente de los movimientos y tensiones en los mercados y áreas geográficas clave, seguirá notando en el próximo año los efectos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China junto con las tendencias proteccionistas que atañen a más mercados relevantes a nivel global. En este último caso, de hecho, España ya ha sufrido el impacto negativo de la reciente política de aranceles en Estados Unidos sobre algunas de sus exportaciones.

En términos geopolíticos, tampoco podemos olvidarnos del Brexit, además de la incertidumbre política en Latinoamérica, que añaden tensiones a la situación internacional. En otro orden de las cosas, la desaceleración económica sigue siendo un fenómeno vigente bordeado por la incertidumbre derivada de la profunda transformación que a nivel estructural están sufriendo numerosos sectores económicos y el efecto de la digitalización.

Ante este escenario está claro que las empresas españolas no se desenvolverán en un contexto fácil, si bien hay que subrayar la oportunidad que representa el haber fortalecido en los últimos años las estrategias de internacionalización. Las marcas españolas han apostado vigorosamente por la inversión productiva en el exterior como una vía imprescindible para expandir su crecimiento o acceder a nuevos recursos de diferente índole. De esta forma, algunas de las empresas españolas se han consolidado en los rankings de liderazgo mundial en algunas de las ramas de actividad económica como la banca, telecomunicaciones, energía o retail.

En términos de imagen de marca, las empresas españolas cuentan con diferentes fortalezas entre las que destaca la versatilidad, la flexibilidad y la capacidad de adaptación a nuevos entornos y tiempos. Estas fortalezas, unidas a la creatividad que es indudablemente otro de los atributos intrínsecos a las empresas españolas -sobre todo considerando algunos sectores entre los que despunta el retail o la alimentación y bebidas-, son las que han permitido a las marcas made by Spain ir construyendo una propuesta de valor más sofisticada en los últimos años.

De cara al comienzo del nuevo año y una nueva década, seguir trabajando para ahondar en esta diferenciación y comunicarla de una forma global y eficaz va a ser clave para competir en la escena internacional y seguir conquistando a las audiencias globales. Apostar por una estrategia de internacionalización con marca en base a diferenciación y relevancia va a ganar cada vez más importancia ante un mercado internacional más globalizado, digitalizado y con un consumidor que cuenta con un papel más activo y crítico.

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