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Lecciones de un fracaso: “Tuvimos una buena idea, pero no supimos medir bien el mercado”

Gonzalo Vázquez, fundador de Gonway, narra la historia del nacimiento y caída de la red social que iba a ser el LinkedIn de los universitarios

Manuel León

Cuando se me ocurrió la idea de entrevistar a emprendedores para que contasen experiencias en las que han fracasado, fui escéptico. Creí que no encontraría con facilidad a quienes se prestaran a hacerlo. Pero, para mi grata sorpresa, la primera persona que me descolgó el teléfono, accedió inmediatamente. “Me parece una idea tremenda. Por supuesto”, se prestó Gonzalo Vázquez, fundador de Gonway. Una red social que aspiraba a convertirse en el LinkedIn de los universitarios. Pero no fue así.

Me cita una oscura tarde de jueves en la madrileña esquina de Diego de León con Príncipe de Vergara y nos vamos a tomar un café. Viste chinos y zapatos Castellanos, americana y camisa, aunque con un botón abierto. Su peinado se distingue por un par de mechones alborotados que le dan ese toque de ejecutivo joven y vacilón. Sé que tiene mucho que hacer, pero no me lo dice. Me regala todo el tiempo que necesite y me lleva a un restaurante detrás de la CEOE al que suele ir a comer “todo el mundo”.

¿Cuáles son los ingredientes que han hecho al Gonzalo Vázquez de hoy en día?

En el colegio yo era muy extrovertido y me preocupaba más por los amigos que por estar estudiando. Pero fue un centro pionero en el llamado Bachillerato de Excelencia, al que se accedía con determinada nota media, lo que me hizo rodearme de grandes estudiantes y el entorno me empujó a ofrecer cierto compromiso. Mis notas fueron bien. El principal ingrediente en aquella época fueron mis amigos y la lectura, leía mucho sobre Filosofía e Historia. En general, todo lo que tratara aspectos humanísticos me ha interesado mucho siempre. Por otro lado, el deporte también ha sido fundamental. Siempre he sido muy deportista: de niño competía en atletismo y fútbol y después llegó el rugby, del aprendí casi todo.

Es muy común asociar los valores del deporte a los de las empresas. ¿Cuál es tu opinión?

Al practicar deporte puedes aprender mucho. Al competir aprendes a superarte. El rugby para mí fue un gran descubrimiento que desearía haber hecho antes. Con él aprendí a asumir roles y a superarme cada día. Se parece al mundo de las empresas en algunas cosas, porque puedes estar chocando contra un tío más grande que tú mientras por el otro lado se acerca con fuerza y te derriba otro mucho menos pesado. Si lo piensas, es lo mismo que una empresa: haces equipo para salir a pelearte con todo el mundo (se ríe). En rugby hay una cosa llamada pick and go que consiste en levantarse y chocar para así ir haciendo metros. Esa capacidad de seguir siempre hacia delante es lo más importante que me llevo del deporte.

¿Y todo eso te llevó a emprender?

Sí, con todos estos valores adquiridos, a los 18 años monté una empresa. Lo cierto es que el espíritu emprendedor lo traigo de casa, porque mi padre siempre nos decía que es la mejor manera de poner en valor lo aprendido. Y el mejor modo de trabajar es montarte algo tú mismo. De hecho, en casa siempre me ofrecieron todo lo que necesitaba. No me refiero a dinero, sino a buenos consejos. Lo que ahora llaman coach, yo tuve la suerte de tenerlo en casa. A raíz del rugby y con amigos de veraneo, empezamos a pedalear sobre una idea, Gonway, que surgió de una manera muy natural.

¿Qué era Gonway?

Me gusta decir que Gonway era un proyecto basado en una gran idea que fracasó con éxito. En esencia, era una red social apoyada en una plataforma online que trataba de dar solución al universitario que no tenía experiencia, pero que quería acceder al mundo profesional. Habíamos detectado el problema de que los portales de empleo daban una imagen muy fría del universitario. Fíjate, qué insight más sencillo y potente a la vez.

Porque ese documento, ese expediente académico o ese currículo que presentaban esas plataformas no son un reflejo de una persona. Hay quien devora libros y luego saca notas altas, mientras otro se saca la carrera con un seis pero ha tenido que trabajar de camarero para ayudar a la familia mientras tanto. Una persona no es una foto y, mucho menos, un documento. El tema salió entre cervezas y estábamos de acuerdo todos, así que seguimos trabajando sobre aquella idea.

¿Cómo lo abordasteis el primer día que os sentasteis para hablar de Gonway sin una cerveza?

Bueno, la marca Gonway ni existía. Apenas sabíamos qué íbamos a hacer; pero teníamos muy claro que habíamos identificado un problema que requería de una solución. Quedamos en casa de uno de los socios e intentamos profesionalizar esas conversaciones de bar que habíamos tenido. De pronto, sin darnos cuenta, ya estábamos creando un Business Plan.

¿Cuál era la solución?

Muy fácil. Crear una relación entre universitarios y empresas. Como esto no era sencillo de hacer en el entorno empresarial o universitario, debíamos crearlo donde ambas instituciones conviven: el entorno online. Por ello queríamos una red social que permitiera a las empresas conocer al universitario desde mucho antes del momento de su contratación. Actividades de Business Case Competition que propusieran las empresas, encuestas, tests de producto e incluso los propios procesos de selección podían canalizarse por este medio. De este modo, el candidato podría demostrar su interés ante los inputs de la empresa.

¿Cuánto tiempo duró toda esta aventura?

La idea nace en 2010, constituimos ante notario en 2011 y Gonway muere en 2016. Cinco años largos de aventura. Llegamos a ser un equipo amplio, no solo de socios gestores y una pequeña plantilla; también de una gran red de colaboradores que difundían nuestro mensaje entre las universidades. De hecho, muchos de ellos han sido después emprendedores, algunos de mucho éxito. Teníamos en nuestras filas a uno de los fundadores de Pompeii, a varios fundadores de The Button Watch y también a Pablo España, el creador de We are Seekers. Éramos un equipo con un espíritu emprendedor y sumamos fuerzas de gente con mucha iniciativa.

¿Cuáles fueron los grandes hitos de Gonway?

Lo que principalmente nos llevamos de esto fue haber vivido una primera experiencia empresarial. Fueron cinco años de aprendizaje, mucho más de lo que suelen durar las startups en España. Como hitos empresariales mencionaría el haber llagado a la fase growth, en la que la empresa ya está constituida y bien construida, y que no es nada fácil. Conseguimos más de sesenta mil usuarios en la plataforma y 170 perfiles de empresas, cerrando medio millón de financiación entre inversión pública y privada.

Y, sin embargo...

Sin embargo, fracasamos, aunque con algo de éxito. La idea no fracasó, en lo que principalmente fallamos fue la gestión del proyecto y los tiempos en redes sociales. Las empresas de Internet que nacimos en aquella época tuvimos un gran impulso y no sé si fuimos capaces de asumir ese crecimiento tan rápido. Por otra parte, nos centramos más en conseguir oferta de empresas para el usuario que en el propio usuario. La verdad es que el momento no era el adecuado y los jóvenes a los que nos enfocábamos no estaban acostumbrados a este tipo de propuestas a través de la red.

¿Cómo vivisteis las últimas semanas de la empresa?

No es una cuestión de "las últimas semanas", porque no te pilla por sorpresa. Es algo que sabes desde hace tiempo. En nuestro caso, lo llevamos de una manera muy aséptica, entendiendo que era algo del ámbito profesional, nunca del personal. De hecho, cerrábamos en enero y en diciembre hicimos la cena de Navidad de equipo, contándonos qué proyectos tenía cada uno en mente.

Es verdad que hasta el último momento hay esperanza, nosotros no dejamos de buscar la posibilidad de que entrara algún inversor dispuesto a hacer la inyección que nos hacía falta para salvar el proyecto. Pero esa etapa la vivimos con bastante normalidad, los nervios habían venido antes, al ver que la empresa se estaba estancando y que los socios ya barajaban marcharse a otros proyectos.

¿Qué aprendisteis de este fracaso?

Lo costoso que es crear una empresa, además de a valorar a la figura del empresario, que asume grandes riesgos por el proyecto. También a trabajar en equipo, en especial, adquiriendo la capacidad de sufrir juntos. Aunque casi todos los momentos fueron muy buenos y de éxito, también los hubo malos. Cuando todo va bien, lo mejor es mirar a ambos los lados, porque las dificultades siempre llegan y, cuando lo hagan, será de manera repentina y sin que estés preparado. Personalmente, me llevo de esta experiencia el haber desarrollado mi capacidad de resistencia, así como el hecho de que ha resultado ser un aprendizaje continuo. El mundo de hoy cambia día a día y es fundamental saber aprender y adaptarse con rapidez. Hay que estar al día de todo lo que ocurre, aunque sin obsesionarse.

¿Estarías donde estás si no fuera por tu etapa en Gonway?

Yo creo que sí. No me gustan las frases lapidarias del tipo “si no fuera por esto, no habría llegado a no sé dónde”.  Yo tengo un carácter y una personalidad que, aunque se pueden moldear, contienen una esencia que viene de casa. Estoy seguro de que mi espíritu hacia la empresa me habría traído al mismo lugar en el que estoy.

¿Te arrepientes de haber pasado cinco años en un proyecto que no llegó a nada?

No, en absoluto. Si volviese a empezar, sabiendo que acabaría así, lo habría hecho igualmente. Merece la pena. Evidentemente, habría aplicado lo aprendido para no fallar en los mismos puntos.

¿Repetirías incluso a sabiendas de que el dinero de los inversores va a desaparecer?

Sería mucho más cauteloso, porque, aunque es el dinero de otros, lo asumes como propio. Por esa persona y sus recursos, su dinero y su tiempo, lo das todo. ¿Repetiría incluso a sabiendas de que el dinero de los inversores va a desaparecer? No querría, evidentemente, que desapareciera el dinero de nadie, pero sí repetiría el proyecto.

¿Qué se siente al ver que el dinero invertido en tu proyecto no tiene retorno?

No es una cosa que ocurra de la noche a la mañana. No es que un día tengas medio millón y al siguiente nada. Hubo diferentes fases: el dinero inicial lo destinamos a cubrir los costes de la plataforma y el márketing, en la siguiente etapa la inversión asumió unos costes de infraestructura que van creciendo. No despilfarramos el dinero y eso nos mantuvo en paz. De hecho, cerrar la empresa a tiempo fue una decisión consensuada con los inversores también. Para quedar bien con todas las partes, las cuales, por su parte, ya sabían cuando invirtieron que estaban asumiendo un riesgo.

¿Qué pasaría si te encontraras con alguno de los inversores?

Me alegraría mucho, seguramente hablaríamos de la aventura que compartimos. De hecho, hoy sería más fácil conseguir dinero de ese inversor que de otro, porque él sabe que he aprendido de los errores clave. Que son piedras con las que no volvería a tropezar.

¿Qué consejo le das a alguien que tenga miedo a lanzarse o a pedir dinero?

Le diría que, de hecho, el primer paso para emprender es no tener dinero. Cuando no hay dinero valoras cuánto cuestan las cosas que haces. Muchas startups se preocupan demasiado por la financiación que necesitan. También les diría que calculen todo muy bien. Nosotros, antes de vender nuestro proyecto a los inversores, habíamos realizado un business plan previo que medía día a día las acciones que había que ejecutar durante meses. Lo más importante es conseguir que el proyecto sea viable para empezar.

Y, sin embargo, siempre hay algo que puede fallar. Tras terminar la entrevista, pudimos acabarnos el café hablando de esto y de aquello y le acompañé a la puerta de su trabajo. Nueve años después de montar Gonway, Gonzalo es Director de la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios.

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