Divorcio: ¿cómo y cuánto cuesta divorciarse en España?
¿Cuánto cuesta divorciarse? Parece una pregunta fácil de responder… Pero os diré de inicio que es prácticamente imposible hacerlo con exactitud, porque, como siempre decimos los abogados, “todo depende…”.
En primer lugar, debéis saber que existe libertad de honorarios en nuestra profesión, por lo que la horquilla de precios es muy extensa. A los honorarios del abogado hay que sumar los del procurador, que es el profesional que representa a los ciudadanos ante el Juzgado. Los servicios de abogado y procurador, recordemos, son obligatorios.
Es algo a tener muy en cuenta a la hora de planificar este tipo de separación, que afectó en España a 91 645 parejas en el año 2019, lo que supuso una reducción del 3,78% en comparación con el ejercicio anterior. Estos datos confirman la tendencia a la baja que lleva produciéndose desde el 2014, donde se divorciaron 100 746 matrimonios, según datos del portal de estadísticas Statista, que destaca que 2006 fue el año con mayor número de divorcios, con 126 952.
Tras conocer estos datos, lo más importante para determinar cuáles van a ser los gastos a incurrir en un procedimiento de separación o divorcio es si va a ser de mutuo acuerdo o contencioso. En el primero, las partes, con ayuda de un profesional letrado (o dos, si cada uno decide contratar a distinto abogado), consensúan las medidas que regirán su divorcio. Esto no implica que deban estar de acuerdo con cada punto desde un principio, pero sí debe existir una voluntad de entendimiento, especialmente si existen hijos menores de edad. Las partes también pueden, antes de ratificar su convenio regulador, acudir a un proceso de mediación, una vía alternativa al procedimiento judicial donde las partes ponen encima de la mesa las cuestiones conflictivas y tratan de encontrarle una solución consensuada y que satisfaga a todos los afectados.

Divorcios en España
La otra opción es el procedimiento contencioso, en el que las partes dejan en manos de un tercero la decisión de pautar sus vidas. Mi experiencia me dice que, en muchas ocasiones, la resolución no deja conforme a ninguno de los dos, y comienza una guerra de recursos, ejecuciones y procedimientos de modificaciones de medidas de la que no suelen salir muy bien parados. Este tipo de procedimientos se encarecen muchísimo, ya que requiere del trabajo de muchos profesionales; peritos, psicólogos, detectives privados… El trabajo del abogado en estos casos requiere de muchísima dedicación, por lo que los honorarios en casos contenciosos son muy altos.
Si la pareja estaba casada bajo el régimen de sociedad de gananciales, es necesario disolverla, lo que también genera muchos problemas. La liquidación se tramita en los procedimientos contenciosos de manera separada al divorcio. Los honorarios en este caso suelen calcularse teniendo en cuenta el valor de la masa conyugal a repartir.
En caso de que no existan hijos menores de edad no emancipados y exista acuerdo entre las partes, puede tramitarse un divorcio ante Notario; en este caso, también es necesaria la asistencia de un abogado. Esto agiliza mucho los trámites y ahorra costes, así como el “mal trago” de acudir a un juzgado. Los honorarios del letrado en este tipo de procedimiento dependerán de si han colaborado en la redacción del convenio regulador o su función se limita a comparecer en su ratificación. Yo recomiendo la primera opción, ya que hay muchas cuestiones legales que los cónyuges no tienen por qué conocer; además, se aseguran de que todo lo que firmen es acorde a la ley.
Independientemente del precio, a la hora de elegir a un abogado de familia, hay una palabra clave: CONFIANZA. Los abogados de familia acompañamos en el proceso, escuchamos, y en muchas ocasiones, cumplimos funciones de psicólogo. El precio responde normalmente al trato, a los años de experiencia y a la especialización. Esto resulta imprescindible para obtener un buen resultado, ya que la especialización va de la mano de un profundo conocimiento del procedimiento y la jurisprudencia más actual.
Lo mejor para evitar malos entendidos en cuestión de honorarios que pueden romper la confianza abogado-cliente es que, una vez se realice la primera consulta y se hayan expuesto las cuestiones generales del asunto, se solicite una hoja de encargo con el coste final del procedimiento, con los conceptos incluidos y excluidos claros.