¿El INE nos va a espiar? No, pero queremos más información
El anuncio de que el INE rastreará algunos móviles para hacer un estudio para más una mala gestión de la comunicación que una violación de nuestra privacidad
El pasado martes 29 de octubre se destapó una noticia: ¡el INE y las principales telecos habían llegado a un acuerdo por casi medio millón de euros para rastrear nuestros móviles y hacer un estudio sobre movilidad!
Esta noticia causó gran revuelo y cierta alarma social. Lógico, a nadie le gusta ser ‘espiado’ y, si encima se comercializa con nuestros datos personales, menos aún. No obstante, hay que matizar bastantes aspectos porque dicho así puede llegar a confundir a la opinión pública.
En primer lugar, cabe mencionar que se trata de un estudio realizado sobre datos anónimos y, por lo tanto, no sujetos a la normativa de protección de datos. Un dato anónimo es aquella información que no guarda relación con una persona física identificada o identificable.
En todo caso, sí es relevante, y más después de la preocupación generada, confirmar qué procedimiento han seguido Telefónica, Vodafone y Orange para anonimizar los datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) utilizará en su estudio.
En efecto, no todos los procedimientos son válidos. Es necesario que el proceso de anonimización sea irreversible de forma que dichos datos no puedan volver a asociarse a una persona identificada o identificable. Si se hace bien, podemos estar tranquilos.
La movilidad en la era de la revolución digital
En segundo lugar, el INE con el estudio persigue mejorar la movilidad en nuestras ciudades. No nos quieren ‘rastrear’ de forma individualizada con fines ocultos, sino detectar patrones o flujos de movimiento para implementar medidas de mejora en la movilidad que supuestamente redundarán en beneficio de todos.
En tercer lugar, hemos de ser conscientes de que estamos en la era de la revolución digital y sin datos no podremos llevarla a cabo perdiendo todos los beneficios que esta traerá consigo como, por ejemplo, reducción del tráfico y consiguientemente de la contaminación de nuestras ciudades. Ello por no hablar de otras ventajas que nos ofrece la revolución digital como el coche autónomo o el Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés).
En definitiva, estamos ante un supuesto, a mi entender, de mala gestión informativa por parte del INE y de las operadoras de telecomunicaciones, pero no ante ningún caso de violación de nuestra privacidad. No han informado de forma adecuada y transparente a los usuarios de forma que se han levantado todo tipo de suspicacias como si de Un mundo feliz de Aldous Huxley se tratase.
Tal ha sido el revuelo que la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), en su condición de máximo organismo encargado de velar por nuestra privacidad, ha decido tomar cartas en el asunto y abrir una investigación según se ha publicado. Veremos en qué concluye, pues, como decía es necesario aclarar cómo se pretende llevar a cabo esta anonimización de los datos personales. Aquí recordar que, como afectados, tenemos derechos que podemos ejercer ante las telecos y, en última instancia, ante la AEPD.
En definitiva, estamos en la era del datos y nos tenemos que acostumbrar a este tipo de estudios de Big Data si queremos beneficiarnos de la revolución digital. No obstante, esto no quita que no se nos informe y se nos haga partícipes, pues de lo contrario se crea un efecto rebote que en nada ayuda al progreso. Las empresas tienen que ser conscientes de ello y empoderar al ciudadano porque, al fin y al cabo, los datos son nuestros.