Empezando
El inicio de una iniciativa empresarial tiene muchas aristas, pero lo más importante de emprender es dar el primer paso
Hoy vengo aquí a escribir porque, hace unos años, cuando le pregunté a un amigo “¿Cómo empezaste” su respuesta fue contundente: “Empezando”. Yo quería que me contara con todo lujo de detalles -y después lo hizo- pero su primera respuesta, aunque pueda parecer vana, fue una clara declaración de intenciones. Le di vueltas un tiempo. En aquel entonces yo trabajaba 12 horas al día y sin embargo tenía la sensación de no haber empezado nada nunca. ¿Alguien más ha pensado esto alguna vez?
Conviene tener un lugar adónde ir para poder emprender un camino. Tardé un tiempo en darme cuenta y otro tanto en saber cuáles eran mis metas reales. Cuando lo hice descubrí que no estaba en el lugar en que debía y tuve que cortar todo por lo sano y comenzar de cero. Nada más tomar esta decisión, supe que por fin había conseguido empezar, había dado el primer paso que me llevaría adónde quería ir.
En febrero de 2018 monté una start-up con unos amigos y descubrí algunas cosas. Como que se puede crear una sociedad con 3.000 euros y que se puede ahorrar esa cantidad trabajando de camarero en verano; que los notarios no hablan en chino; que es posible reunirse con un proveedor o cliente potente sin ser Amazon; que alquilar una oficina en Madrid es más fácil que alquilar un piso y que es posible ser una empresa de éxito sin tener un despacho con vistas al Paseo de la Castellana.
Hoy nuestra iniciativa es original, novedosa y propone un modelo de negocio que funciona muy bien y que ha roto el sector. Pero hay muchas más historias como la nuestra. Por ello, cuando llamé a un periodista de un gran medio para proponerle que hablara de nosotros, esperaba que pudiera no estar interesado. Pero lo que me contestó me dejó completamente fuera de juego: “¿Habéis recibido alguna ronda de inversión? Nosotros solo hablamos de empresas con grandes rondas de inversión”.
Falsas creencias y lastres
Fue una clara muestra de que hay una falsa creencia en España que mitifica al emprendedor como alguien que recibe miles o millones de financiación, y esta percepción lastra el impulso a todos aquellos que están pensando en arrancar su propio nuevo negocio. Porque aunque recibir una ronda potente es un indicador de que el proyecto también lo es, no todos necesitan de un impulso económico de este tipo para poder funcionar o para escalar sus ventas.
El papel de mostrar a la sociedad qué ocurre en el sector del emprendimiento es clave para que aquellos que están iniciando su andadura lo hagan informados. No es imprescindible tener la idea del año para que una empresa funcione y mostrar únicamente la cara del emprendedor de rondas de inversión es echar leña a un imaginario que compara emprender con ganar la lotería.
Hace unos días, el Mapa del Emprendimiento lanzado por la última edición del South Summit, desprendía que tan solo el 16% de los emprendedores en serie afirma haber fracasado anteriormente en una start-up. Es un dato difícil de creer y de doble filo, ya que igual que puede alentar a personas que ven el emprender como una posible opción, a su vez alimenta esa percepción idílica de héroe griego y vencedor hacia los fundadores de start-ups.
Emprender es un camino cargado de tareas normales y marcado por el esfuerzo del día a día. Los problemas surgen de forma repentina y se solucionan a la par que se aprende. Las empresas que nacen en entornos digitales, que implementan el uso del data para mejorar sus procesos, que incorporan talento de universidades punteras o que rompen un sector con una idea no vienen de Marte. Simplemente tienen unos objetivos definidos y la ilusión del que acaba de empezar un viaje y sabe adónde quiere ir.
Este artículo sirve de pistoletazo para un viaje en el que narraré desde dentro cómo es el día a día de un emprendedor de a pie, cuáles son los problemas más comunes y mostrar algunas decisiones tan reales como difíciles y que pueden cambiarlo todo. Contaré historias como cuando no aceptamos las condiciones de una venta que nos habría supuesto más ingresos de los que habíamos visto nunca; explicaré desde cómo se crea un pacto de socios o se realiza una reestructuración de capital para que entre un nuevo socio, hasta la importancia de detalles como tener siempre un tóner de repuesto. Empezamos.