40 años de música ‘take-away’, del Walkman y las casetes a los iPods y Spotify
En 1979 Sony sacó el TPS-L2, el primer modelo de reproductor de música de bolsillo, 40 años después seguimos llevando la música a todas partes, pero con la revolución tecnológica hemos pasado de llevar unas 20 canciones en un casete a listas de miles de temas en internet
En apenas unas décadas la palabra Walkman ha pasado de ser una marca comercial y objeto de deseo de muchos jóvenes occidentales, a una palabra de uso común aceptada por la RAE, y finalmente a algo que hay que explicarles a la nueva generación que se han criado en la era del wireless y las descargas online. Esta travesía de uno de los iconos de la cultura popular de los ‘80 – y ’90 – se inició en 1979, cuando la marca japonesa Sony lanzó su TPS-L2 al que bautizó con el nombre comercial Walkman (Hombre andante, sería posiblemente su traducción más ajustada).
Este “pequeño” reproductor de casetes, de 15 x 9 x 3,5 cm de tamaño y 400 gr - un iPhone XR mide 15 x 7,57 x 8,3 cm y pesa 194 gr – funcionaba con 2 pilas AA y permitía el uso de cascos con una clavija de minijack y revolucionó el mundo de la música. Empezó siendo un objeto muy exclusivo, pero con el paso de los años Sony y sus competidores (que imitaron el modelo) vendieron millones de unidades. En 2010, tras 25 años de fabricación y actualizaciones, Sony dejó de fabricar su famoso reproductor
Del boli BIC a las listas de reproducción: el largo camino para tener más música, de mejor calidad y que de menos fallos
El Walkman usaba casetes, que te permitían escuchar unas 20-30 canciones, pero para poder tener una buena variedad de música o te hacías tus propios recopilatorios en casa gracias a un reproductor con doble pletina (con dos lectores de casetes, para los más jóvenes) o te comprabas un montón de cintas, lo cual no estaba al alcance de todos. También había que tener en cuenta la logística de las pilas, ya que no valía con buscar un enchufe y recargar la batería. Y por último, aunque las casetes eran bastantes resistentes al deterioro, siempre se podía quedar enganchada la cinta y tener que volver a meterla en su plástico a mano, por eso convenía tener siempre un boli BIC a mano, meterlo en uno de los agujeros y girar la cinta con un buen movimiento de muñeca.
A mediados de los años 80, aunque su uso no se popularizó hasta los ’90, salió el Discman (también obra de Sony), que reproducía música en un CD-Rom. El principal avance del Discman (Hombre-disco, en español) fue que los CDs tenían mayor capacidad de almacenamiento y mejor calidad de música. Sus contras eran sobre todo, de nuevo el precio de los discos, que se necesitaba una cadena especial (o más adelante un ordenador) para hacerte tus propias compilaciones y en este caso la fragilidad del soporte. Los CDs había que cuidarlos mucho más ya que cualquier arañazo podía dejar el disco como mero elemento decorativo.
Con el acelerón informático del nuevo siglo, los cambios en la música take-away se aceleraron y dieron pie a nuevas oportunidades y tecnologías siempre en búsqueda de más cantidad, más calidad y, sobre todo, más rápido. En la primera década del siglo XXI surgieron los MP3 y los reproductores de música digitales, entre los que destacaron los distintos iPods, que llegaron a vender más de 100 millones de unidades plantaron los cimientos para el resurgir de Apple y su conversión en una de las marcas más ricas del mundo tras estar a punto de desaparecer a finales de los ‘90.
El Bluetooth e internet acaban con los cables y los dispositivos solo de música

iPods
Acabando la segunda década del siglo XXI el negocio de la música de bolsillo se lo reparten entre los fabricantes de smartphones y las aplicaciones para escuchar música por internet, con Spotify a la cabeza.
Desde la salida del Samsung SPH-M100 en 2000, el primer teléfono que reproducía música, los fabricantes de hardware se han centrado en hacer la vida más fácil a los usuarios, reduciendo el número de artilugios que necesitan en su día a día y enfocados a que cada vez se necesiten menos cables, sobre todo gracias a la tecnología Bluetooth. El último gran gadget para escuchar música son los cascos inalámbricos, como los EarPods, cuya primera versión salió en 2016 y de los que la marca de la manzana ya ha vendido más de 35 millones de unidades.
La otra gran pata de la música portátil es el soporte. En estos momentos, pese a la gran capacidad de almacenamiento de los dispositivos, la tendencia es a usar aplicaciones como Spotify, que te permiten tener casi toda la música que existe y solo te pide que tengas conexión a internet y paciencia con los anuncios (si pagas menos de 10€ al mes ni siquiera). La compañía de origen sueco tiene más de 200 millones de usuarios es una de las start-ups más exitosas de los últimos años y tras sus salida a bolsa en 2018 está valorada en cerca de 25.000 millones de euros.
Pero todo vuelve, y la empresa It’s OK ha anunciado que a lo largo de 2019 sacará un nuevo walkman, que pese a funcionar a pilas y reproducir cintas, tendrá Bluetooth y costará unos 80€. Además, los amantes de lo vintage y los Años 80 siempre están a la caza de rememorar los tiempos pasados y un Walkman TPS-L2 en buen estado puede llegar a valer casi 500€.