Así fue Beatrice Webb, madre del Estado de bienestar y luchadora contra la brecha salarial
La economista jugó un papel fundamental en la creación de los sistemas de protección social.
Está tan implantado y normalizado en nuestras vidas que no pensamos en que conseguirlo también fue una lucha larga y dura. Hablamos del Estado de bienestar que, sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial (y el desarrollo y consolidación de las socialdemocracias modernas), es uno de los pilares básicos y fundamentales de los sistemas económicos que rigen a los países más desarrollados de Europa.
Por supuesto, las características, coberturas y aplicación de estos postulados económicos varían en función de cada país, pero la idea general es siempre la misma: la justicia social, que todo el mundo (sin importar su procedencia ni su clase social) tenga la oportunidad de acceder a servicios básicos como la sanidad, la educación o los servicios públicos esenciales.

Una idea revolucionaria
Si escarbamos en la historia para remontarnos al nacimiento y los inicios de esta idea, irremediablemente nos topamos con una mujer, Beatrice Webb que, junto a su esposo Sidney y la presión de diversos movimientos reformistas de finales del siglo XIX británico, construyeron la base teórica de que los estados modernos deben preocuparse por dotar de dignidad y cuidados básicos a todos sus ciudadanos.Al principio, esta idea fue recibida como un disparate, la locura de unos trasnochados que no sabían lo que decían. Sin embargo, el tiempo les dio la razón y hoy en día el Estado de bienestar es una garantía innegociable en las democracias más avanzadas de nuestro continente, a pesar del avance que el liberalismo económico está experimentando desde la década de los años ochenta.Al principio, Beatrice Webb bautizó estas tesis como house-keeping state (Estado administrador), y más tarde el contenido teórico se fue perfilando, adaptando y actualizando hasta poder llegar a ser aplicado por parte de los diferentes gobiernos. Sin duda, el momento más álgido de las socialdemocracias europeas se produjo tras la catástrofe humanitaria, demográfica y económica de la Segunda Guerra Mundial.Tras el conflicto, diversos países (sobre todo los del centro y el norte del continente) empezaron a adoptar estas tesis económicas para intentar aliviar las dificultades financieras de la población y proteger a las generaciones futuras. En concreto, se creía que si el Estado era capaz de brindar esta cobertura a sus ciudadanos se evitarían guerras y conflictos como el que acababa de asolar Europa.

Contra el desempleo y la pobreza
Beatrice Webb nació en 1858 en el seno de una familia británica acomodada. Aunque no era lo habitual en la época para una mujer, Beatrice quiso estudiar y formarse académicamente, una esfera donde ya empezó a encontrar muchas resistencias y dificultades únicamente por cuestiones de género.Sin embargo, estas adversidades no la desanimaron y se convirtió en una entusiasta autodidacta, y en una de las alumnas más aventajadas del conocido filósofo, sociólogo y biólogo de la época, Herbert Spencer. Un famoso intelectual amigo de la familia de Beatrice, que le abrió la senda del pensamiento crítico y le aportó las habilidades académicas necesarias para desarrollar sus tesis más adelante.Una de las principales inquietudes de Webb era mitigar los enormes problemas de desempleo y pobreza que sufría su país a finales del siglo XIX y principios del XX, donde la industrialización generaba grandes bolsas de población donde cundía la miseria. Por eso Beatrice Webb decidió que, para mitigar estos problemas, debía bajar a la calle y empaparse de la cruda realidad que afectaba a millones de obreros.Así fue como empezó a realizar entrevistas y encuestas cuyos resultados iba recopilando en un estudio científico, que sería la base de los posteriores postulados del Estado de bienestar. Para ello se hizo pasar por una trabajadora de las fábricas y se fue a vivir a un pequeño y modesto hotel. Trabajando más de 10 horas al día en un taller de confección, se dio cuenta de las nocivas condiciones laborales que sufrían los obreros de las fábricas.

Un estado social y protector
Su investigación la llevó a la conclusión de que las grandes carencias que sufrían los estratos más bajos de la sociedad (falta de acceso a la sanidad, a la educación, jornadas laborales de hasta 12 horas, sueldos miserables, etc.) no se podían mitigar únicamente con la caridad, sino que tenía que haber una estructura estatal que garantizase unos mínimos a toda esa gente.Webb incluso empezó a reivindicar la igualdad salarial entre hombres y mujeres, y fue así como empezó la difícil empresa de redefinir la sociedad y la economía británicas mediante una legislación económica más justa, instaurando las bases teóricas de la socialdemocracia que conocemos actualmente.