¿Un buen líder nace o se hace? Claro está que todos tenemos cualidades innatas que con el tiempo vamos perfeccionando, pero incluso en aquellas personas que no tengan las habilidades necesarias para liderar un proyecto, es posible adquirirlas en el transcurso de su vida laboral. Difícilmente alguien empiece un trabajo ya en el puesto de jefe para encabezar un proyecto o un equipo.
Sentido de la justicia, personalidad, carisma, comprensión, autocontrol…, son algunos de los requisitos que debe tener un buen líder empresarial. Todas estas características redundarán en la influencia hacia el resto de empleados que dependan de esta figura. Por un lado existen las habilidades empresariales, propias del trabajo a desempeñar, y por otro estarán las sociales, tan importantes o más que las otras.
El buen líder debe servir de filtro entre las presiones que infunda la empresa y sus empleados. La meta es el cumplimiento de los objetivos, pero un grupo demasiado estresado puede verse perjudicado en este cometido si la espada de Damocles ronda sobre sus cabezas. En este sentido, el aplomo, autocontrol y la confianza en sí mismo son algunas de las claves para gestionar este tipo de situaciones que se dan en muchos ámbitos laborales.
Ejercer liderazgo supone ser un referente. Y para ello tiene que ganarse el respeto de aquellos que le rodean. La confianza es difícil ganarla, pero es muy fácil perderla. Tiene que ser una constante en su carrera profesional y debe girar en torno a los conceptos de trabajo propio, esfuerzo y justicia.
A lo largo de la vida laboral un empleado puede haber tenido la suerte de encontrar líderes, pero también la de tener simples jefes que pasarán sin pena ni gloria, o pequeños dictadores acomplejados carentes de talento que creen en el látigo como forma exclusiva de lograr resultados. Estos últimos no son líderes y al final acaban todos en su sitio, fuera de la empresa o relegados a funciones insustanciales. Un líder sí se mantendrá en la empresa o tendrá otros campos de trabajo abiertos porque su labor trasciende de la de un mero mandamás.
A continuación te contamos 8 requisitos que debe tener un buen líder empresarial.
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1. Comunicación.
El conocimiento de la empresa y su planificación son claves para iniciar la tarea de comunicación, tanto interna con los propios empleados, como externa. Es el punto de partida para establecer medidas y enviar un mensaje claro y conciso sobre el que establecer una interacción. En este sentido, asumir la responsabilidad y saber derivar competencias entre el resto de los trabajadores es primordial.
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2. Motivación.
De nada sirve estar de vuelta o no tener inquietudes. Un buen líder empresarial tiene que estar motivado y transmitir esa emoción por su trabajo a todo el equipo.
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3. Influencia.
El líder empresarial debe partir de la base del trabajo, la cooperación y la justicia. Tiene que dar ejemplo desde los principios y la ética, con el objetivo de que el grupo se convierta en una unidad que mire por las mismas metas.
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4. Lealtad.
Debe ser leal para sí mismo y para los demás. Intentar aparentar algo que uno no es genera desconfianza. Un buen líder debe dejar de lado el egoísmo en pro de los beneficios grupales. Hay que crear una identificación inquebrantable con los trabajadores.
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5. Empatía.
La cercanía y la comprensión con el resto de compañeros de trabajo es fundamental en un buen líder, que debe sentirse identificado con ellos. Además, el apoyo y reconocimiento de la labor que realizan debe formar parte de su modus operandi. Esto repercutirá en el buen funcionamiento del equipo y en la evolución personal de cada integrante.
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6. Establecimiento de objetivos.
Establecer metas lleva consigo la consecución de éxitos para la empresa. Deben ser objetivos realistas y concisos para que cada uno conozca y desarrolle el rol indicado.
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7. Autocrítica.
Asumir errores y dar buen ejemplo es otra de las características propias de un buen líder, que no está exento de equivocarse, pero sí que debe reconocerlo cuando suceda.
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8. Capacidad resolutiva.
En el transcurso de la actividad que desarrolle el equipo de trabajo surgirán problemas e imprevistos que trastocarán los planes. El líder debe sobreponerse a estos palos y buscar soluciones apropiadas para cada momento. Asociada a esta cualidad está también la capacidad creativa y de imaginación, como valores especiales para dirigir un equipo y sobreponerse a los impedimentos que puedan surgir.
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