Dieciocho años después de que el euro sustituyera a la antigua divisa española, las pesetas se extinguirán definitivamente el 31 de diciembre de 2020, cuando el Banco de España deje de cambiarlas por su valor equivalente en euros.
El tiempo vuela y cada vez hay más personas que en su vida adulta sólo han utilizado euros. La peseta, moneda española que nació el 19 de octubre de 1868, comenzó a convivir con el euro el 1 de enero de 1999 y siguió circulando hasta el 31 de diciembre de 2001, cuando se empezaron a utilizar exclusivamente euros en todas las transacciones. Aún así, todavía es posible cambiar pesetas (sólo las acuñadas después de 1939) por euros. Al tipo de cambio que tenían cuando nació la moneda única europea, un euro era y es igual a 166,386 pesetas. El Banco de España calcula que aún quedan 1.614 millones de euros en pesetas por cambiarse hasta que la peseta deje, definitivamente, de tener valor legal; si bien su valor sentimental aún perdura para todas aquellas personas que las utilizaron o para quienes tienen nostalgia del pasado.
La peseta, debido a su larga edad, ha tenido varios apodos como: pelas, perras, rubias, chufas, calas. También se contaban de cinco en cinco, siendo cinco pesetas iguales a un "duro". Así 25 pesetas eran cinco duros y un billete de 5.000 pesetas era un billete de mil duros. Lo mismo ocurría contando por miles: mil pesetas eran un talego o un napo. O por colores y hortalizas: los verdes billetes de mil pesetas eran conocidos como lechugas y los marrones, de 5.000, también eran apodados boniatos. E incluso nombres propios. Cuando el que fuera gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, ingresó en prisión por tráfico de influencias, la gente apodaba irónicamente como marianitos al billete de 2.000 pesetas que ostentaba la firma del gobernador. También ha habido apodos irónicos referidos a la calidad de sus grabados, así, el término perra para referirse a las pesetas, se debe al león grabado en las monedas de 5 y 10 céntimos de 1870, que la gente veía más parecido a un perro. Una perra chica eran cinco céntimos de peseta y una perra gorda diez.
Aún hoy se conoce como pesetero a la persona que es tacaña y avariciosa, o como pesetos a los taxistas, con sus tubos de monedas para el cambio siempre a mano.
Ha habido pesetas de tres reyes de la Casa de Borbón, de dos repúblicas, de un dictador, de la breve monarquía de Amadeo de Saboya, de Guinea Ecuatorial y del Sáhara Occidental. Y el termino aún se usa en algunos países de Latinoamérica para apodar informalmente a las emisiones de algunas de sus monedas. Así pues, recordemos cómo eran las monedas que pasarán definitivamente al recuerdo cuando acabe 2020.
Primera moneda de una peseta, acuñada en 1868
La primera peseta
La primera peseta oficial vio la luz en 1868, con Isabel II recién expulsada del trono. El Gobierno provisional, entre muchas otras reformas, decidió poner orden en la divisa de curso legal en España y unificar todas las monedas que habían estado utilizándose hasta entonces. Por los mercados circulaban reales, escudos, doblones, maravedíes y hasta sextercios romanos, entre muchos otros tipos de moneda. Se cree que el término peseta viene del diminutivo catalán de "pieza", "pesseta", dado que a las monedas también se las denomina piezas.
Moneda de cinco pesetas con la efigie de Amadeo de Saboya vandalizada
Burlándose del rey
La sustitución de la dinastía Borbón por la dinastía de Saboya en 1870 fue una turbulencia más de una España muy revuelta y dividida. Republicanos y conservadores rechazaron por igual a Amadeo I, cuyo reinado duró tres años. Una de las formas de protestar contra este rey fue alterar las monedas de cinco pesetas con su efigie, en las que se grababa la palabra "MEMO" como parodia de corona real.
Billete de 50 pesetas con Velázquez y el Museo Del Prado
Billetes ingleses para dinero español
Mientras la historia del país avanzaba, también iba evolucionando la peseta. A las monedas, por supuesto, se le unieron los billetes, que portaban las efigies de algunas figuras ilustres o de importantes monumentos. Este, de 50 pesetas, muestra a Diego de Velázquez. La Real Casa de la Moneda dejó temporalmente de imprimir billetes a principios del siglo XX debido a problemas técnicos y al aumento de falsificaciones, por lo que se encargaban a una empresa especializada en imprimir divisas, la imprenta Bradbury & Wilkinson en Surrey (Inglaterra), que seguiría emitiendo papel moneda español hasta la Guerra Civil. En 1928 estas humildes 50 pesetas (0,30 euros de hoy), serían unos 127 euros, ajustando la inflación.
Dos Españas, dos monedas, misma peseta
Tras la Restauración borbónica y dos reyes más, llego la Segunda República Española, que hizo sus emisiones de las pesetas actualizando los símbolos nacionales. Cuando se declaró la Guerra Civil, de 1936 a 1939, el bando sublevado decidió emitir su propia moneda desde su capital provisional, Burgos, si bien denominándose también como peseta. Las divisas del gobierno y las de los sublevados eran incompatibles entre sí y compitieron entre ellas a lo largo de todo el conflicto.
Moneda de una peseta con la imagen de Franco
"Más deprimido que un duro de Franco"
Una vez finalizada la Guerra Civil, España quedó sometida a una dictadura militar durante 36 años. Y, del mismo modo que se hizo con los reyes, las monedas pasaron a llevar la efigie del jefe del Estado durante ese periodo, el general Francisco Franco, así como los símbolos que Franco eligió para su particular "reinado". La peseta franquista pasó por momentos económicos buenos y malos, si bien siempre reflejaba la melancólica imagen del dictador, por lo que en voz baja se bromeaba con estar "más deprimido que un duro de Franco".
Billetes diseñados por José María Cruz Novillo
Una nueva etapa
A partir de 1978, con la inauguración de un nuevo régimen y una nueva Constitución, España entró en otra etapa, iniciando el periodo democrático más largo de nuestra historia. Y esta nueva etapa lo hizo con nuevas emisiones de pesetas, que no sólo reflejaban el cambio de régimen, sino la voluntad general de modernizarse y ponernos a la altura del resto de países europeos.Los billetes de esa nueva época fueron diseñados por José María Cruz Novillo, artista, diseñador, escultor y el gran renovador de la identidad corporativa de toda España.
Las últimas pesetas
En 1992, coincidiendo con el Quinto Centenario del descubrimiento de América, se lanzó un nuevo diseño de billetes, sabiendo que ya serían los últimos antes de la llegada del Euro. Fueron diseñados por el artista alemán Reinhold Gerstetter, que es también el diseñador de la moneda europea. Del mismo modo se fueron renovando las monedas, porque el natural curso de la inflación había hecho que el valor de algunas fuera inferior al coste de acuñarlas. Así, los famosos cinco duros pasaron de ser una enorme moneda plateada a ser un pequeño disco dorado con un agujero en medio. Y las monedas de referencia, como la moneda de 100 pesetas, a la que nos referimos cuando hablamos de algo que es "todo a 100", comenzaron a dar sus últimos pasos hasta ser sustituidas por euros y céntimos en nuestros bolsillos.
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