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Peugeot, más que una marca de coches

Nos remontamos a inicios del siglo XIX, cuando la familia Peugeot empezó a fabricar molinillos de café. A partir de ese momento, siempre se ha reconocido a la firma francesa como algo más que un simple fabricante de automóviles.

Autor: José Manuel González Torres
Peugeot presentó su primer automóvil en 1890. Sin embargo, su historia data de mucho antes, concretamente, de principios del siglo XIX, entre 1810 y 1820. En esos años, Jean-Pierre Peugeot y sus hijos unieron sus fuerzas a las de Jacques Maillard-Salins, miembro de una prestigiosa familia de relojeros, para crear una pequeña empresa dedicada a trabajar el acero, y comenzar a fabricar sierras y herramientas de mano, una tarea que sin duda trajo prosperidad a los hermanos Peugeot. Estas sierras, a su vez, serían el origen del león que identifica a la marca desde entonces, ya que ambos destacan por sus afilados dientes, su resistencia, su flexibilidad y su rapidez. Dos años después de sus inicios en el sector industrial, el negocio se diversificó gracias a la fabricación de resortes y piezas para relojería, una labora nada fácil, pues requería un dominio de la técnica y una gran precisión en la fundición y el tratamiento de los diferentes metales.
Más tarde, Peugeot vio también una oportunidad de negocio en la fabricación de la estructura metálica de los corsés. Una adaptación al mundo de la moda que supo aprovechar a partir de 1852, con el inicio de la fabricación de miriñaques, que estaban muy de moda por aquel entonces. En 1867, y también en línea con el mundo de la moda, la familia Peugeot inició la construcción de máquinas de coser, que ya empezaban a ser desarrolladas por empresas americanas y británicas. Un invento novedoso que acabaría revolucionando la vida de los hogares. Un poco más tarde, durante la década de 1890, Peugeot entró en el sector de la automoción con sus primeros cuadriciclos de gasolina, que darían paso a lo que hoy conocemos como coches.
En cuanto al logo, inspirado en los serruchos que fabricaba la familia, fue diseñado en 1847 por Justin Blazer, un grabador de Montbéliard, y registrado once años después, en 1858. Aunque no fue hasta 1920 que empezó a estar presente en los coches de la marca. El logo, de la misma manera que los vehículos de la marca, se ha ido transformando con el tiempo, adaptándose a cada momento concreto. Así pues, la renovación total del logo tuvo lugar en 1998. En 2002 se retocó, y en 2010 volvió a actualizarse para acabar quedándose con el aspecto que muestran actualmente los modelos de la firma.

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